El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció hoy un plan para restringir las inversiones chinas en compañías tecnológicas de Estados Unidos con el objetivo de combatir el robo de propiedad intelectual.
«Determinados países dirigen y facilitan la inversión sistemática en empresas y activos de Estados Unidos para obtener tecnologías de vanguardia y propiedad intelectual en industrias que esos países consideran importantes», señaló Trump en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.
Según la nota, Trump ordenó al Departamento del Tesoro estadounidense que investigue a través del Comité de Inversión Extranjera del Congreso las adquisiciones de activos en el país norteamericano por parte de inversores foráneos y proponga las «medidas apropiadas para abordar estas inquietudes».
El Gobierno estadounidense reclamó al Congreso que modernice una legislación existente, la Ley de Modernización de la Revisión del Riesgo de Inversión Extranjera (FIRRMA, en sus siglas en inglés), para mejorar la protección de Estados Unidos ante las «nuevas y cambiantes amenazas planteadas por la inversión extranjera».
Según la Casa Blanca, esta versión mejorada de FIRRMA proporcionará herramientas adicionales al Gobierno de Trump para combatir las prácticas de inversión que amenazan el liderazgo tecnológico estadounidense, su seguridad nacional y prosperidad económica futura.
En caso de que el Congreso no apruebe una «sólida» FIRRMA, Trump alertó de que exigirá a su Gobierno que despliegue nuevas herramientas para luchar contra inversiones foráneas dañinas para la tecnología de Estados Unidos.
Este anuncio ha frenado las especulaciones sobre un supuesto enfoque más agresivo desde Washington hacia las inversiones chinas que había avanzado esta semana el diario The Wall Street Journal, que citaba fuentes familiarizadas con ese hipotético proyecto.
Según el diario, el Departamento del Tesoro pretendía prohibir a empresas con al menos un 25 % de propiedad china que comprasen firmas estadounidenses involucradas en tecnología industrialmente relevante.
En los últimos meses, Pekín y Washington han encendido las alarmas sobre una temida guerra comercial entre las dos potencias económicas al imponer ambos países medidas arancelarias de gran magnitud en contra de sus productos.
La crisis se desató en marzo, cuando el Ejecutivo de Trump anunció aranceles a las importaciones de acero y aluminio chinos por valor de 50.000 millones de dólares, una acción a la que desde China se respondió con gravámenes a 128 productos estadounidenses.