Buscar explosivos, restos humanos, drogas o dinero no son labores exclusivas de los policías, pues la Agencia de Investigación Criminal (AIC) cuenta con 59 perros que ayudan en estas tareas.
«Para nosotros es trabajo, pero para ellos es un juego», dice la directora de la unidad, mientras Zeus, uno de los policías peludos, está sentado junto a su manejador esperando la orden para salir corriendo y empezar con su entrenamiento.
Tras escuchar una orden, el perro sale corriendo hacia una camioneta blanca, la rodea lentamente, se detiene unos segundos, acerca la nariz a la puerta derecha y se sienta; logró encontrar el seudo.
Marlenee, directora de la unidad, explica que un seudo es un objeto impregnado de un olor similar a lo que el perro deberá encontrar en campo, por ejemplo, usan un poco de pólvora para que el perro pueda localizar un explosivo o billetes triturados para trabajar con los que deberán hallar dinero.
El manejador da otra orden al pastor belga y éste vuelve con él, en recompensa recibe su juguete favorito mientras le dicen palabras de reconocimiento y cariño como: ¡Bien hecho!
La técnica de entrenamiento es la misma para todos los perros policías de la AIC.
Lillie, Güera, Aron, Rika y todos los miembros de la Unidad Canina de la AIC salen a correr todos los días y son entrenados duramente, cada uno en su especialidad; sin embargo, también tienen ratos de relajación para que puedan jugar y hasta toman vacaciones.
Marlenee dice que los perros llegan a la AIC donados por embajadas de otros países, por la Iniciativa Mérida o, anteriormente, por ciudadanos que no pudieran mantenerlos y los regalaron, sin embargo, no todos son aceptados.
La AIC evalúa los perros que le son entregados para saber si tienen instinto de caza, carácter sociable y condición física, entre otras cosas; sí demuestran ser aptos, son aceptados y entrenados sin importar la raza, como el caso de un french poodle que se acaba de retirar.
La unidad canina de la AIC no es la única del país, sin embargo, sólo ellos se trasladan a todo el país para detectar droga o dinero, ya sea por tierra, en vehículos especiales, o por aire, en aviones comerciales o de la PGR;»viajan más que uno», dice entre risas Marlenee.
Como las agrupaciones caninas de otras corporaciones, la de la AIC también ayuda cuando se presentan desastres naturales.
Sin embargo, Zeus y compañía sólo son requeridos en segunda instancia, pues se especializan en rescatar cuerpos.
«Para ellos debe parecer un juego», explica uno de los manejadores, un juego que podría salvar la vida de muchas personas o implicar la detención de alguien que transporta droga o una gran cantidad de dinero.
Regularmente los perros permanecen en la unidad entre 7 y 8 años, salvo que tengan problemas de salud antes y tengan que ser retirados o, en el peor de los casos, dormidos.
Tras ser retirados, los agentes pueden ser adoptados por cualquier persona, pero casi siempre se quedan con el manejador, pues la convivencia diaria los acerca y en gran parte porque casi ninguna persona quiere acoger a un perro viejo y con problemas de salud, lamenta la directora.
Si te interesa adoptar a un miembro de la unidad canina jubilado, la AIC lanza convocatorias a través de su portal para que lo puedas hacer.
Afortunadamente ningún perro ha muerto en campo y, a pesar de que el riesgo puede llegar a ser alto, la unidad canina de la AIC y todas las que hay en el país, están presentes donde son requeridos… sirviendo al país mientras juegan.