Calle Doña Fidencia, producto de amores y favores políticos

Fidencia Fernández Sastré Berau, de quien lleva el nombre una de las calles en el primer cuadro de la ciudad, fue hija de un acaudalado hombre que tenía su ingenio azucarero en el municipio de Cunduacán.

Gracias a un favor político que esa enigmática dama hizo a Tomás Garrido Canabal por la venta de “el cerro de Guadalupe”, donde hoy se ubica la Quinta Grijalva, el nombre de la calle Marina, en honor a la mal llamada Malinche, fue cambiado por el de Doña Fidencia, allá por 1935.

¿De qué manera entra el nombre de esta fémina en la historia de la entidad? Todo inicia con la invasión pro imperialista francesa, en 1863, encabezada por un hombre de apellidos González Arévalo, quien al irrumpir en la entidad, provoca que las autoridades de ese entonces huyeran despavoridas, y él se hace del poder en la capital, explica el cronista de la ciudad, Geney Torruco Saravia.

La historia cuenta que el invasor González Arévalo se enamora locamente de Fidencia Fernández, quien era una mujer muy bella, e inicia los preparativos de la boda, cuando la mujer se entera de lo que pretendía su enamorado anónimo, decide cortarse el cabello y utilizar la apariencia de un varón para huir hacia Guatemala, llegar al canal de Panamá y establecerse en la isla de Cuba, junto a uno de sus hermanos que la acompañó en su loco escape.

“Mientras tanto aquí, los tabasqueñas encabezados por Gregorio Méndez Magaña, logran derrotar a los invasores y los expulsan de Villahermosa”, detalla Torruco Saravia

Ya en los años 30, en la época de Garrido, la calle que ahora se llama Fidencia era conocida como doña Marina, en honor a la célebre Malinche.

En esos años, doña Fidencia era dueña de los terrenos donde ahora se ubica la Quinta Grijalva, que se llamaba el cerro de Guadalupe, tierras a las que el licenciado Garrido se le ocurrió comprarlas, y lo logró a bajo precio.

Fidencia ya tenía trato con su yerno, el ingeniero Brondo, papá del productor de chocolate en el municipio de Comalcalco, Oscar Brondo Ruiz, a pesar de eso, decide abortar el trato y vender las tierras a Tomás Garrido a un precio menor, quien, por agradecimiento a la mujer, decide cambiar el nombre de la calle Marina al de doña Fidencia.   

Antes de comenzar con las remodelaciones del Centro Histórico, la famosa calle era peatonal, actualmente es utilizada por vehículos

Sobre ella están construidas algunas de las casas más antiguas de la ciudad

FOTO: JAVIER LÓPEZ HERNÁNDEZ

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