Joel Rubio/Felipe Rosales Pérez
De los aproximadamente 315 fraccionamientos que existen en el municipio de Centro, el 95 por ciento se encuentran ‘amurallados’ ante los altos índices de inseguridad que se registran en la entidad. Los colonos de estos conjuntos habitacionales señalan que tomaron esta decisión para sentirse más seguros, ya que aseguran que el número de robos ha disminuido a partir de los enrejados.
La inseguridad ha obligado a que habitantes de los distintos fraccionamientos dentro de la ciudad hayan instalado desde portones con sistemas de alarma y mallas con alambre de púas, hasta cercado eléctrico y contratación de personal de seguridad.
En un recorrido realizado por Novedades de Tabasco en la ciudad de Villahermosa, se pudo constatar que fraccionamientos como La Pedrera, Diamante, Plaza Villahermosa y Real de San José, cuentan con diversos dispositivos de seguridad para evitar la delincuencia.
Estos lugares cuentan con un estricto sistema que prohibe el paso a cualquier persona ajena a los conjuntos habitacionales, a menos que se identifiquen con una credencial oficial y aportar datos como el nombre y dirección de la persona a quien visita; posteriormente, hacen una llamada a la casa en cuestión para que el propietario autorice la entrada.
De acuerdo a el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros seis meses de 2017 se reportaron mil 533 casos de robo a casa habitación, todos sin violencia; en cambio, en este año, durante el mismo periodo se registraron mil 101 casos, en los que 49 fueron realizados con lujo de violencia.
Williams de la Cruz Córdova, encargado de seguridad del fraccionamiento San Jorge, señaló a este diario que los vecinos se organizaron para instalar el sistema de enrejado y pagar a los vigilantes: “desde hace dos años que estoy aquí no se ha suscitado ningún acto de delincuencia, ya que estamos al pendiente, y ahora con el enrejado hasta nosotros mismos nos sentimos seguros, ya que en el fraccionamiento vecino no tienen y hasta al guardia asaltaron”.
Desafortunadamente, hay colonias o fraccionamientos en los que debido a la falta de coordinación o capacidad económica de los vecinos, éstos adoptan otras medidas para evitar que los ladrones ingresen a sus casas, entre ellas poner protecciones en puertas y ventadas, que representan un gasto que va de los 9 mil a los 15 mil pesos, dependiendo del material y número de accesos a proteger.
“No me quedó de otra, desde que compré la casa lo primero que hice fue ponerle protecciones y ahora voy a instalar cámaras de seguridad, pues hay que impedir a toda costa que los ladrones se salgan con la suya”, señaló Antonio de la Cruz Zapata, quien mencionó que en su colonia ya cuatro casas han sido “vaciadas” por amantes de lo ajeno.
COMERCIANTES NO SE CONFÍAN
Otro de los delitos que a menudo se comenten en la entidad y cada vez más con lujo de violencia es el robo a comercios, repunte que se observa en el índice de casos perpetrados.
En los primeros siete meses del presente año han sido iniciadas 2 mil 169 carpetas de investigación por este flagelo, cantidad mucho menor al mismo periodo de 2017, que registró un total de 3 mil 753 casos, es decir, poco más del 42 por ciento menos.
Sin embargo, en un trabajo de campo, se cuestionó a diversos comerciantes el por qué sus establecimientos continúan “enrejados”.
La señora Sandra Isabel Vázquez Gómez, quien tiene una pequeña tienda de abarrotes, indicó haber sido víctima de un asalto a mano armada, por esa situación la llevó a tomar la decisión de cuidar tanto su negocio como su integridad física. Ahora su clientela no tiene acceso al local, pero para ella es más seguro.
De igual forma, Mayra González Pérez, de 23 años de edad, tiene apenas un mes de haber sido contratada para administrar una pequeña papelería, pero indicó que para ella es más seguro atender detrás de las protecciones: “así no me roban la mercancía y no estoy expuesta a que vayan a asaltarme”.
Una historia parecida es la María del Carmen Suárez García. Ella comentó que hace un año, para poner su negocio de venta de pollos, su prioridad fue buscar un local que estuviera totalmente “enrejado”, pues no deseaba estar en la calle, a expensas de ser asaltada.
Hasta el momento comentó que afortunadamente no ha sido víctima de la inseguridad, pero no así otros comerciantes de la zona: “vayan y pregúntenle al señor que vende carne de cerdo y chicharrón cuántas veces lo han visitado los ladrones… mínimo dos este año” puntualizó.
LEVE MEJORÍA
Robo a casa habitación*
2017/2018
1,533/1,101
Robo a comercios**
2017/2018
3,753/2,169
*Periodo enero-junio
**Periodo enero-julio
“Desde hace dos años no se ha suscitado ningún acto de delincuencia, y ahora con el enrejado hasta nosotros mismos nos sentimos seguros, ya que en el fraccionamiento vecino no tienen y hasta al guardia asaltaron”
Williams de la Cruz Córdova
Encargado de seguridad
Ahora nadie puede acceser a estos lugares, a menos que se idenfitique y compruebe el motivo de su visita
El primer requisito de todos los complejos que se construyen, es que cuenten con férreas medidas de seguridad
Los pequeños comerciantes prefieren mantener a su clientela afuera de sus locales, antes que ponerse en riesgo
Sólo se necesita haber sido víctima de la delincuencia una vez para vivir el resto del tiempo con temor
JOEL RUBIO