Este sábado en el auditorio del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, Luis de Tavira dio la conferencia magistral “El trabajo del director con los actores”, donde abordó las responsabilidades artísticas de quien es el encargado de guiar a las personas que intervendrán en la creación de una puesta en escena.
Comentó que la primera responsabilidad es la de concebir, asumir y ejercer la dirección escénica como la profesión de un conjunto de acciones artísticas ante la situación que se vive en la actualidad, donde cualquier persona sin tener los conocimientos necesarios dirige una obra.
“Al parecer es necesario insistir en que la dirección escénica es una profesión. Es un arte, y por ello es exigente, complejo, admirable e indispensable. Enfrentamos un desprestigio artístico que debemos reconocer justificado y de cuyas causas debemos asumirnos en algún sentido responsables”, agregó.
Indicó que el director de escena es responsable del valor que la sociedad actual pueda asignarle al teatro, en la medida que actividad sea concebida a la luz de las exigencias que supone el arte; y que es alguien que posee epistemológicamente hablando, una poderosa intuición creadora, o sea una mántica poética capaz de convertir las cosas en signo, en metáfora, pero sobre todo en metonimia.
Dijo que entendemos que la responsabilidad artística de lo que llamamos dirección se ejerce en un proceso dinámico, que resulta en otra característica que podemos llamar responsabilidad teleológica, a cuya luz se plantea que todo cuanto se hace en el proceso que se dirige, obedece a una lógica orientada a una finalidad prevista y la aplicación adecuada de los medios.
Puntualizó, nos advierte de peligros que no por frecuentes son menos insidiosos: la recurrencia a los medios con los medios que hunde al espectáculo en el efectismo banal y la conversión de los medios en fines que ha pervertido el sentido del arte.
Por último, mencionó que el director es el autor de un pensamiento rector capaz de crear la omisidad de la escena a partir de la diversidad polisémica de los componentes de la teatralidad.