Llegaron sonrientes, elegantes, con sus mejores trajes o vestidos, bien peinados, acompañados de sus familiares, listos para la foto o selfie, pero sobre todo para cristalizar su triunfo en las pasadas elecciones y con ello …¡ Morena tomó el control del Congreso de la Unión!
Por primera vez en la historia reciente de México, un partido diferente al PRI o PAN tomó posesión del control de ambas cámaras, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, donde Morena hizo valer su apabullante mayoría e impuso a Martí Batres como presidente de la Cámara alta.
“Las instituciones de nuestro país garantizaron y respetaron la voluntad de los ciudadanos y tenemos por primera vez, un Congreso de la Unión manifiesta y mayoritariamente de una izquierda democrática”, estableció la presidenta de la mesa de decanos en el Senado, Ifigenia Martínez.
Una sesión llena de contrastes donde ahora la bancada de Morena acaparaba los reflectores, mientras que una disminuida bancada del PRI apenas si captaba algunos fotógrafos o cámaras.
Un Ricardo Monreal feliz, dueño de la situación y como coordinador de los senadores de Morena convocaba a su numerosa bancada para una foto de inicio de sesiones en el Pleno. Una foto que también llevaba un mensaje tácito para las demás bancadas: mostrar el músculo legislativo.
Atrás quedaban esos días de marginalidad y nula influencia en el Congreso. Hoy el escenario es distinto con esa aplanadora color guinda llamada Morena que lo mismo tiene en sus filas políticos de izquierda y derecha, expriistas, expanistas y experredistas.
“Juntos haremos historia…”, gritaban puño en alto los 58 senadores de Morena en el salón de plenos del Senado, un grito que interrumpió por unos momentos a los demás senadores que voltearon a ver a la que será una aplanadora en esta Legislatura para sacar las iniciativas que mande el presidente electo Andrés Manuel López Obrador o bien para dar marcha atrás, modificar leyes y reformas o bien imponer nombramientos.
“Nosotros también haremos nuestra historia…”, replicaba en corto el senador del PRD, Juan Manuel Fósil, desde su escaño y ante la mirada expectante de su compañero de bancada, Juan Zepeda, quien es perfilado como dirigente nacional del sol azteca en sustitución de Manuel Granados.
En esta primera sesión constitutiva en el Senado se tomó protesta sólo a 127 de los 128 senadores, luego de que Noé Castañón, senador electo del PRI, fue detenido el pasado lunes por violencia familiar y no logró su liberación para rendir protesta. Sin embargo, aún tiene 30 días hábiles para concretar ese trámite antes de que se llame al que sigue de la otra fórmula que contendió.
Pero esta sesión también se caracterizó por un desorden inicial de senadores “primerizos” que, con emoción desbordada, se abrazaban, felicitaban y retardaron el inicio de la sesión donde se elegiría a la Mesa Directiva que llevará la riendas en las sesiones del primer año de esta LXIV Legislatura.
“Siéntense por favor, todavía no es tiempo de felicitaciones. Eso viene después…”, amonestaba la presidenta de la Mesa de Decanos, Ifigenia Martínez.
Por un momento, la maestra Ifigenia, como le llaman cariñosamente sus amigos, logró poner orden, mientras que afuera un numeroso contingente del sindicato de mineros gritaba consignas a favor de su líder, el senador de Morena, Napoleón Gómez Urrutia.
“¡Ese apoyo sí se ve, ese apoyo sí se ve!”, “¡Es un honor estar con Napoleón!” y “¡Sí se pudo, sí se pudo!”, clamaban a las afueras del recinto de Reforma.
Gómez Urrutia se sirvió con la cuchara grande, pues llevó porra dentro y afuera del Senado. El exlíder minero fue vitoreado por amigos y familiares cuando depositó su voto para elegir a la Mesa Directiva.
Una vez afuera del recinto, en la explanada del Senado, fue arropado y felicitado por dirigentes de otros sindicatos internacionales, mientras que su esposa lo recibió con un beso y explotaron los gritos de “beso, beso, beso” . Y claro que Gómez Urrutia accedió a la petición del público.
Era su regreso a México y su presentación en sociedad después de 12 años de autoexilio tras las acusaciones en su contra por supuesto desvío de 55 millones de dólares del sindicato minero. Se paseaba por todos lados del Senado y hasta se daba tiempo para saludar al ex Jefe de Gobierno capitalino, hoy coordinador del PRD en el Senado, Miguel Ángel Mancera, quien intercambiaba puntos de vista con Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación.
La excomandante de policías comunitarias en Michoacán, Nestora Salgado, también era solicitada. “Senadora, mi hija quiere conocerla…” le solicitaba otro senador de Morena a su ahora compañera de bancada. Y ella accedía gustosa a la foto.
Arriba, en la Mesa Directiva, la ahora minibancada del PRI, con apenas 14 senadores (falta el que está detenido), se tomaba “la foto”. Una fracción que bien cabía en ese lugar, cuando antes requería un amplio espacio por lo numeroso de sus filas.
Aun así, el exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hoy coordinador de esa bancada, sonreía para las pocas cámaras que los enfocaban.
Una sesión que provocó sonrisas y abrazos al por mayor en un ala del salón de plenos, mientras en otros rincones caras largas y sonrisas forzadas. Al final, la campana que finalizaba la sesión y se convocaba para el martes, con lo cual arrancan los trabajos, cabildeos y por qué no, los mayoriteos legislativos.