El número de víctimas mortales causadas por el paso destructor del tifón Mangkhut por el norte de Filipinas, cifrado en 66, podría superar el centenar a medida que las autoridades avanzan en las labores de rescate de decenas de personas atrapadas en una mina que quedó sepultada en lodo por un deslizamiento de tierra.
De momento se ha confirmado la muerte de al menos 35 personas en ese incidente en la localidad de Itogon, provincia de Benguet, y según las autoridades hay todavía atrapadas otras 40 personas, aunque vecinos de la zona aseguran que la cifra supera el centenar.
El barro no sólo enterró la mina, sino también cuatro barracones donde vivían los mineros y sus familias de manera irregular, por lo que es difícil conocer con exactitud la cifra potencial de víctimas.
Según los últimos datos de la Policía Nacional, además del total de 66 fallecidos, hay 52 desaparecidos y 63 heridos tras el azote el sábado, durante diez horas, del mayor tifón de la temporada en el norte de la isla de Luzón, en el extremo septentrional de Filipinas.
Las fuertes inundaciones y los desprendimientos de tierra causados por el paso feroz de Mangkhut sepultaron la zona donde vivían estas familias, que ignoraron las advertencias de la policía antes de la llegada del temporal, aseguró el alcalde de Itogon, Vitorio Palangdan.
«Pensaron que el área era segura y la convirtieron en un centro de evacuación para sí mismos. Las autoridades intentaron convencerles para que se fueran, pero lo rechazaron», explicó el alcalde en declaraciones a la prensa.
Las labores de rescate están encabezadas por las Fuerzas Armadas, aunque hoy recibieron el apoyo de un equipo de 24 agentes de la fuerza especial de acción de la Policía Nacional, además de contar con seis perros K-9 entrenados para este tipo de búsquedas.
Dos hombres lograron escapar del desastre arrastrándose por un túnel de la mina, instalación que estaba cerrada desde 2009 tras un accidente aunque algunos mineros la explotaban a pequeña escala de manera ilegal.
Como consecuencia de este fatal suceso, el secretario de Medio Ambiente, Roy Cimatu, anunció hoy la prohibición de las actividades mineras ilegales a pequeña escala en toda la región de Cordillera, a la que pertenece la provincia de Benguet, donde se ubica Itogon.
«En vista de la actual situación y para evitar poner en peligro las vidas de estos mineros, ordeno oficialmente el cese de estas operaciones mineras ilegales en toda la región administrativa de Cordillera», indicó Cimatu desde Trinidad, capital de Benguet.
Sin embargo, el alcalde de Itogon consideró hoy la medida precipitada porque cientos de familias dependen de esos trabajos y recordó que cuando la compañía minera Benguet Corporation cesó sus actividades en 2009 prometió rehabilitar la zona, pero nunca sucedió.
Justamente la región más golpeada por Mangkhut, bautizado localmente como Ompong, ha sido Cordillera, donde se han confirmado 54 fallecidos, la mayoría de ellos por avalanchas de tierra en las montañas.
Mangkhut ha afectado directamente las condiciones de vida de más 591.000 filipinos, de los que 192.000 permanecen en centros de evacuación, y una estimación preliminar de los daños en infraestructuras supera los 203 millones de dólares (174 millones de euros), señaló hoy el portavoz presidencial, Harry Roque.
Cuatro provincias que recibieron el embate del tifón, Abra, Benguet, Cagayan e Ilocos Norte, han sido declaradas ya en estado de calamidad ante la gravedad de los destrozos.
El tifón tocó tierra en Baggao, en la costa nororiental del país, la madrugada del sábado con vientos de hasta 305 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y olas de seis metros, aunque en su trayectoria hacia el oeste se fue debilitando y abandonó el país por la noche con vientos de entre 120 y 170 kilómetros por hora.
Tras ello se dirigió al sur de China, donde ya se han confirmado cuatro muertes en la provincia de Cantón, víctimas de la caída de árboles y del colapso de materiales de construcción.
Mangkhut golpeó con especial virulencia la ciudad de Hong Kong, donde causó al menos 214 heridos y las imágenes de su paso muestran rascacielos balanceándose, árboles arrancados, ventanas rotas y andamios que se desprendían de los edificios.