Un alto funcionario eclesiástico fustigó el domingo al nuncio que acusó al papa Francisco de encubrir los abusos sexuales de un importante cardenal estadunidense, diciendo que esas afirmaciones son «calumnias» y «blasfemias».
Seis semanas después de que el arzobispo Carlo Maria Vigano provocara agitación en el papado tras sus afirmaciones sobre el excardenal Theodore McCarrick, el jefe de la oficina de obispos del Vaticano dijo que no hay evidencia en sus archivos que respalden las afirmaciones de Vigano de que Francisco anulara toda sanción contra McCarrick.
La carta del cardenal Marc Ouellet fue publicada el domingo, un día después de que Francisco autorizara un «estudio exhaustivo» de todos los archivos vaticanos acerca de cómo McCarrick ascendió en la jerarquía de la Iglesia católica a pesar de denuncias de que tuvo relaciones sexuales con seminaristas y sacerdotes jóvenes.
La carta, dirigida a Vigano pero identificada como una carta abierta a los feligreses, marcó un final extraordinario y decisivo del silencio del Vaticano sobre las afirmaciones de Vigano.
En ella, Ouellet defiende al pontífice y critica a Vigano, afirmando que el clérigo conservador aprovechó el escándalo sobre abuso sexual en Estados Unidos para ganar terreno entre los críticos de Francisco.
Ouellet dijo que una revisión de los archivos mostraba que no había documentos sobre sanciones impuestas a McCarrick por papas anteriores y que era falso indicar que Francisco haya anulado dichas medidas.
Sin embargo, reconoció que se le había «exhortado enfáticamente» a McCarrick que no viajara ni apareciera en público, además de que viviera una vida discreta de oración, dados los rumores sobre su comportamiento pasado con jóvenes y adultos.
Francisco aceptó en julio la renuncia de McCarrick como cardenal, después de que una investigación a la Iglesia estadunidense determinara que era creíble que haya manoseado a un monaguillo en la década de 1970. Desde entonces, otro hombre hizo público que McCarrick abusó de él cuando era adolescente y otros más han dicho que fueron acosados por McCarrick siendo seminaristas y sacerdotes jóvenes.
La carta de Ouellet es la primera respuesta directa del Vaticano a la denuncia de 11 páginas de Vigano del 26 de agosto, en donde acusó a dos decenas de funcionarios eclesiásticos del Vaticano y Estados Unidos de encubrir a McCarrick y exigió que Francisco renunciara por su participación en el escándalo.
Ouellet dijo que comprendía que Vigano estuviera amargado por cómo terminó su carrera y por su desacuerdo hacia las políticas de Francisco, pero escribió:
«Usted no puede acabar su sacerdocio con una rebelión abierta y escandalosa que ocasiona una herida dolorosa en la Iglesia y que divide a su gente».