Tabasqueños recordaron a sus muertos

La tradición de Día de Muertos se sintió a flor de piel entre los tabasqueños, a pesar de que este año, la afluencia fue considerablemente menor que en años anteriores.

Sin embargo, a pesar de la crisis económica que afecta a la entidad, muchas personas hicieron un gran esfuerzo para adquirir ya sea un ramo flores y unas cuantas velas, para rezar por el eterno descanso de sus difuntos, mientras que otros, a base de mucho esfuerzo, adquirieron los insumos para cocinar los platillos que en vida le gustaban a sus familiares.

Desde tempranas horas, cientos de familias salieron de sus hogares con destino a los panteones de la ciudad. Cargando sillas, neveras y sobre todo flores de cempasúchil, acudieron a los camposantos con la finalidad de pasar un momento con sus seres queridos que se adelantaron en el camino.

No pudieron faltar aquellos que con música recordaron a quienes formaron parte de sus vidas, quemando velitas, rezando un Santo Rosario y degustando los platillos que más les gustaban.

Jorge Alberto Gómez de la Cruz fue uno de ellos. En compañía de su hermano, llegó al Panteón de Sabina para limpiar la tumba donde descansan los restos mortales de su tío. Además de colocar una cruz de flores, le puso cuatro vasos: uno de ellos lleno de café de olla, otro lleno de galletas “globito”, el tercero con agua de Jamaica y el último, con su bebida favorita: una fría Coca Cola. Tres empanadas de carne complementaron el suculento bufett con todo lo que le gustaba en vida a su tío.

Aunque la lluvia espantó a muchos, no detuvo el fervor de los ciudadanos. En el panteón de la colonia Gaviotas -uno de los más grandes de esta ciudad capital-, poco importó el torrencial aguacero que cayó entrada la tarde.

Los deudos buscaron la manera de evitar que las velas de sebo se apagaran y siguieran iluminando el camino de las ánimas que llegan del más allá para disfrutar de sus platillos.

Y así transcurrieron las horas hasta que llegó el momento de partir cada quien a su morada, en un día donde la tradición llevó una vez más a los tabasqueños a celebrar la muerte, con la finalidad de recordar la vida.