El número de personas fallecidas por la explosión de gas que destruyó un edificio en la localidad rusa de Magnitogorsk, en los Urales, aumentó a 22 personas.
Los equipos de rescate seguían con las operaciones de búsqueda, informó el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, entre las cuales había dos menores de edad.
Los equipos de rescate salvaron a seis personas, entre ellas dos niños, mientras que seguían desaparecidos 19 residentes del inmueble.
«El trabajo sobre el terreno continúa», añadió en un comunicado el ministerio, en el que precisó que se habían retirado 800 metros cuadrados de ruinas, cargados en unos 50 camiones, durante las últimas 24 horas.
Unas mil 100 personas vivían en este edificio de hormigón de 35 departamentos construido en 1973 durante la época soviética.
Los equipos de rescate, que trabajan bajo un frío glacial, con unas temperaturas de menos 27 ºC, rescataron a un bebé entre los escombros.
Los responsables sanitarios de Moscú indicaron que se encontraba en estado grave pero estable, tras haber sufrido un traumatismo craneal, varias fracturas y quemaduras a causa de un frío excesivo.
«Estamos todos de duelo», aseguró un hombre a la prensa local, «prácticamente todo el mundo en la ciudad conocía a alguien» afectado en el accidente.
El comité de investigación ruso, un organismo encargado de las principales investigaciones en el país, anunció que no se había encontrado ningún rastro de explosivos, después de que en algunos medios locales se difundieran rumores de que la explosión se trataba de un atentado.
Con una población de 400 mil habitantes, Magnitogorsk está situada en una región rica en minerales y tiene una de las principales fábricas de acero de Rusia a unos mil 700 kilómetros al este de Moscú, en la cordillera de los Urales.