Michel Temer se convirtió ayer en el segundo presidente de Brasil que duerme en la cárcel. En una espectacular operación policial en Sao Paulo, el dirigente conservador fue arrestado por el caso Lava Jato, el mayor escándalo de corrupción de la historia del gigante sudamericano, el mismo que tiene entre rejas al líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Tres meses después de ceder el cargo al ultraderechista Jair Bolsonaro y de quedar despojado de inmunidad parlamentaria, el juez federal de Río de Janeiro, Marcelo Bretas, ordenó el arresto del expresidente Temer, que llegó al poder tras destituir el Congreso a la presidenta Dilma Rousseff, por un proceso de corrupción. El magistrado lo acusa de ser “el líder de una organización criminal” que desvió mil 800 millones de reales (unos 473.7 millones de dólares), durante nada menos que 40 años.
DELATOR. El juez Bretas tomó la decisión de apresarlo después de ser delatado por el empresario José Antunes, que aceptó colaborar con la Justicia y delatar a sus cómplices en diferentes corruptelas a cambio de la reducción de sus condenas.
Según la acusación formulada por la Procuraduría General de Brasil, esos 473.7 millones de dólares fueron sobornos concedidos por varias empresas a la red liderada por el entonces vicepresidente Temer, a cambio de contratos ilícitos para construir la central nuclear Angra, en el estado de Río de Janeiro. Otro de los beneficiados por la mordida millonaria fue precisamente el entonces gobernador de Río de Janeiro, Wellington Moreira Franco.
Con el arresto de Moreira, son ya cinco los gobernadores de Río de Janeiro, el segundo estado más poblado y rico de Brasil, que duermen en la cárcel, salpicados por el caso Lava Jato y su variante, el caso del saqueo de Petrobras.
HABEAS CORPUS. La defensa de Temer presentó un recurso de habeas corpus ante la Justicia para que el exjefe de Estado sea liberado.
“Resulta evidente la total falta de fundamento para la prisión decretada, la cual sirve sólo a la exhibición del expresidente como trofeo a los que, con el pretexto de combatir la corrupción, se burlan de las reglas básicas inscritas en la Constitución de la República”, denunció Eduardo Carnelós, abogado del expresidente.
LULA, ENOJADO. En términos parecidos a los de su adversario político se pronunció el expresidente Lula.
Según un mensaje a través de sus abogados, las “instituciones poderosas”, como el Ministerio Público y la Policía Federal, “no pueden quedarse haciendo espectáculo”.
“Todo aquel que comete un delito, si el delito se prueba, tiene que ser detenido. Sea Temer, o Lula. Sea FHC (Fernando Henrique Cardoso) o Bolsonaro. Nadie puede ser preso sin el debido proceso legal”, agregó.
Por su parte, el actual mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, se limitó a declarar que “cada uno responde de sus actos y que “la Justicia es igual para todos”.