El atrio de la catedral del Señor de Tabasco tenía un aroma poco común, era la albahaca, el romero y la palma de cocoyol, lo que inundaba el recinto el día de ayer.
Cientos de familias rodearon el espacio para que sus ramitos fueran bendecidos, mismos que a decir de monseñor Gerardo de Jesús Rojas López, no deben ser tomados como amuletos para la casa, sino como la viva imagen de Jesucristo.
En esta ocasión, la bendición del Domingo de Ramos que realizó el Obispo de Tabasco, fue para invitar a que Jesús se quede en cada una de las familias del estado, para que la inseguridad no siga creciendo y poco a poco se recomponga el tejido social.
Luego que la bendición se diera al agua, con la cual serían rociados los fieles, entre la multitud se escuchaba a una mujer de avanzada edad pedir con insistencia que le bendijeran la cruz que llevaba en sus manos, y una vez que el agua bendita alcanzó la señal de palma que portaba, agradeció y expresó: “¡Quien no habla, Dios no lo escucha!”.
Enseguida, se empezó a escuchar el canto: “Que viva mi Cristo, que viva mi rey, que impere en Tabasco triunfante su ley…” con el que los fieles católicos hicieron la remembranza de cuando Jesús entró triunfante a Jerusalén.
Pese al intenso sol del mediodía que se mezcló con el aire producto de la entrada del frente frío número 51, todos formados en el patio de la catedral, escucharon la lectura del Evangelio.
En esta ocasión la casulla y la mitra que llevaba Monseñor fueron de color rojo, que representa para la Iglesia el fuego de la caridad y sangre derramada por Cristo.
“…Recordando el evangelio, la puerta de Jerusalén se abrió para que entrara el Rey, lo más importante esta tarde es que le abramos el corazón a este rey y señor, suplicándole que Villahermosa le abra la puerta, que el estado le abra la puerta, que a nuestras familias y hogares, pueda entrar Jesús”, expresó previo a la misa.
Hecho esto, el Obispo se dispuso a iniciar la misa con la cual arranca la semana mayor, y solicitó hacer un alto en el camino y reflexionar, además de pedir junto a la familia pero desde el templo, cosa contraria a lo que se hace en Navidad cuando se pide que mayormente se conviva en el hogar.
Orará por la paz y la seguridad
Esta Semana Santa, la diócesis de Tabasco orará por la paz y seguridad del estado y de sus habitantes, así lo manifestó el obispo, Gerardo de Jesús Rojas López.
Por eso, invitó a los tabasqueños a participar en la Misa Crismal con la que se conmemora el inicio de la evangelización en la entidad.
«Todos sabemos por la historia que el 17 de abril de 1519 se celebró la primera misa en suelo tabasqueño. Un año antes fue en Cozumel, luego en Campeche y después en Tabasco, en Frontera. Para nosotros, tabasqueños y católicos nos da alegría que Jesús haya llegado en Eucaristía», expresó.
En esta misa, que será en el estadio de Beisbol de Centla, se pedirá por la seguridad de Tabasco, «esperamos que vaya mucha gente y que haya oración por el bien de nuestro estado, vino la Eucaristía y se celebró la primera misa que nos une como hermanos, que sigamos nosotros viviendo, respetándonos como hermanos y que baje la inseguridad y la violencia, que baje todo aquello, esperamos que así sea».
En una sola voz se escuchó el cantó de bienvenida a Jesús
Las cruces están hechas de hoja de palma de cocoyol
Los menores muy contentos formaron parte de este ritual espiritual
No podían los ancianos, que son fieles a sus creencias
Cada uno de los presentes fue bendecido
“…Recordando el Evangelio, la puerta de Jerusalén se abrió para que entrara el Rey, lo más importante esta tarde es que le abramos el corazón a este Rey y Señor”
Gerardo de Jesús Rojas López
Obispo de Tabasco
Llegada del Mesías
Agencias-Ciudad de México
Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.