Centenares de miles de trabajadores se manifestaron hoy en todo el mundo por el Primero de Mayo para reivindicar empleo y derechos laborales y exigir más atención de los gobiernos a los problemas políticos y sociales.
En Europa la situación más grave se registró este miércoles en Francia, donde la manifestación en París derivó en choques entre radicales y fuerzas del orden que ensombrecieron el mensaje reivindicativo y se saldaron con unos 250 detenidos.
En España la celebración del Primero de Mayo estuvo marcada por la formación del futuro Gobierno. Los sindicatos han clamado por un Ejecutivo de izquierdas que distribuya mejor la riqueza, además de otras reinvindicaciones como las exigencias de igualdad para las mujeres, de pensiones justas y de protección de los servicios públicos.
En Italia, los sindicatos salieron a la calle en Bolonia para reivindicar la defensa de una Unión Europea de «empleo, derechos y Estado social» y arremeter contra los nacionalismos y soberanismos en el continente.
Las tres mayores centrales -CGIL, CISL y UIL- eligieron este año para su manifestación conjunta Bolonia, tradicional baluarte de la izquierda partisana, y congregaron a 30.000 personas para exigir «un cambio de ruta» en lo económico en el país.
También en Alemania los sindicatos alertaron este Primero de Mayo contra el auge de las formaciones ultraderechistas y llamaron a combatirlas con el voto en los comicios europeos del 26 de mayo.
La política ha marcado asimismo la jornada en la vecina Austria, donde unas 120.000 personas participaron en marchas en Viena por el Día del Trabajo, en el que la oposición socialdemócrata y los sindicatos criticaron al Gobierno austríaco de derechas.
En Rusia varios cientos de miles de personas salieron a la calle en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades para celebrar el Primero de Mayo, una jornada festiva en ese país desde tiempos de la Unión Soviética.
Los actos más concurridos fueron convocados por los gobiernos y los sindicatos locales, mientras el Partido Comunista y otras formaciones de izquierda lograron reunir a unos pocos miles de partidarios.
La celebración del 1 de mayo en Turquía ha sido este año no solo la más multitudinaria, sino también la más pacífica, al no registrarse apenas incidentes en una jornada que en el último lustro se había caracterizado por habituales cargas de la policía.
El cambio fue especialmente llamativo en Estambul, donde el recién elegido alcalde socialdemócrata, Ekrem Imamoglu, rival político del presidente islamista, Recep Tayyip Erdogan, participó en un tranquilo encuentro sindical centrado en problemas económicos.
En Asia Central destacó una protesta opositora en capital de Kazajistán, Nur-Sultán, donde decenas de activistas fueron detenidos en una manifestación no autorizada en la que, entre otras cosas demandaban elecciones libres.
En el Magreb, los sindicatos se manifestaron masivamente en Argelia para exigir un genuina transición política y la renuncia de toda la cúpula del régimen del expresidente Abdelaziz Buteflika, que dimitió forzado por las protestas populares y el Ejército.
Los congregados criticaron también al jefe del Ejército, el general Ahmed Gaïd Salah, al recordar que fue un pilar del régimen corrupto al que ahora dice combatir para regenerar Argelia, aunque apoyaron su campaña de manos limpias lanzada contra la corrupción.
Al otro lado del globo, en Cuba, que conmemora este año el 60 aniversario de su Revolución, el Día del Trabajo congregó en las ciudades a decenas de miles de personas, que expresaron su rechazo a las nuevas sanciones de Estados Unidos, las más duras en décadas.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y el exmandatario y aún líder del Partido Comunista, Raúl Castro, encabezaron desde la tribuna la marcha principal, que partió de la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana.
En Argentina el Primero de Mayo se vio marcado por un paro de la Confederación de Trabajadores del Transporte, ollas populares y movilizaciones en los principales puntos de Buenos Aires en protesta contra el Gobierno de Mauricio Macri.
Mientras, en Brasil los sindicatos por primera vez hicieron un acto conjunto en esta jornada y las marchas enarbolaron críticas a la dura reforma del sistema de pensiones propuesta por el presidente Jair Bolsonaro.
En Ecuador las marchas sindicales denunciaron el reciente acuerdo del Gobierno con el FMI y reclamaron más trabajo digno y lucha contra la corrupción, mientras en Paraguay los trabajadores exigieron mejores condiciones laborales y salarios.
La tradicional marcha en Panamá tuvo como centro la oferta electoral del Frente Amplio por la Democracia, encabezado por su abanderado presidencial y líder sindical Saúl Méndez, quien prometió un Gobierno decente y a favor de las mayorías.
Asimismo en Chile miles de trabajadores pidieron mejores salarios, condiciones dignas y estabilidad laboral, si bien una de las marchas en Santiago derivó en disturbios cuando grupos de encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra bancos y comercios.
En Bolivia el presidente Evo Morales celebró el Primero de Mayo con al firma de decretos para aumentar un 3 % el salario mínimo nacional y un 4 % el sueldo básico o de contratación.