El padre Francisco Javier “N” está tranquilo; viste ropa beige y permanece en una celda pequeña; lee para “matar” las horas y asegura ser inocente del asesinato de Leonardo Avendaño, pues esa noche llegó a su habitación y en la mañana, cuando se levantó a dar misa supo lo que había pasado.
Así lo narra en entrevista con el canónigo penitenciario Hugo Valdemar Romero, quien relató que el sacerdote, quien tiene fama de exorcista y sanador, es conocido por su carisma entre sus feligreses y en la prisión los reos lo respetan yse dirigen a él como “padre”.
La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México argumenta que la secuencia de cámaras de vigilancia y la localización de su celular junto al cuerpo, incriminan a Francisco Javier «N» en el homicidio por asfixia del seminarista de 29 años de edad.
Valdemar Romero, amigo del clérigo implicado, lo visitó en el Reclusorio Oriente, donde permanecerá al menos tres meses más luego de haber sido vinculado a proceso, mientras se realizan las investigaciones complementarias.
El canónigo penitenciario y director de la Agencia Católica de Noticias aseguró que al verlo lo que más le impresionó fue su tranquilidad. En su opinión cualquier persona estaría deprimida “acabada”, pero él está «entero, en paz».
El también exdirector general de la Oficina de Comunicación Social del Arzobispado de México señaló que su sosiego responde a que siempre ha sido un hombre de fe, pero sobre todo, a que es inocente.
Alguien que comete un delito semejante no tendría paz, no tendría tranquilidad. Incluso él mismo celebró la misa funeraria, durante la audiencia los mismos periodistas pudieron verlo muy sereno y tranquilo, y yo creo que eso habla de su inocencia. Salvo que fuera un psicópata que no siente ninguna culpa”, opinó Valdemar Romero.
El sacerdote señaló que durante su encuentro le preguntó al padre Francisco Javier por su versión de los hechos, ya que “se ha dicho mucho pero nadie le ha preguntado”. Incluso el juez le negó la posibilidad de hablar en la audiencia inicial al argumentar que “ya habían pasado muchas horas en el caso (siete)”.
Asegura que el padre Francisco Javier le dijo: “no tengo absolutamente nada que ver con el crimen” y le mencionó que esa noche fue a ver a un enfermo, después, cerca de las 11:00 de la noche, llegó a la parroquia Cristo Salvador, ubicada en la alcaldía Tlalpan.
Ahí, atravesó un salón en el que aún permanecían algunas personas que son miembros del grupo parroquial, se despidió y se dirigió por la puerta trasera a descansar a su habitación, donde permaneció hasta las 7:30 horas del día siguiente, cuando salió para celebrar la misa matutina.
El sacerdote le relató a su amigo, durante una visita de dos horas, que policías llegaron a la parroquia para iniciar las averiguaciones al ser ese el último lugar en el que presuntamente estuvo Leonardo.
En calidad de testigo le hicieron un examen corporal para comprobar si tenía huellas de violencia, y asegura que no le hallaron ni un rasguño; los agentes solicitaron revisar la parroquia y las habitaciones, tampoco encontraron nada. Sin embargo, en los videos de las cámaras de seguridad hallaron evidencias.
A decir de Valdemar Romero dichos videos fueron editados y recortados; además no son claros por lo que, “no pueden ser una prueba contundente”.
Respecto a la ubicación del teléfono celular del párroco, afirmó que días antes lo había olvidado y Leonardo se lo había quedado.
Consideró que el padre fue muy ingenuo al permitir la entrada de las autoridades porque de ellas “es de las que más se debe desconfiar». Además, lamentó que la Arquidiócesis Primada de México no lo asesoró desde el primer momento para buscar un amparo.
Para él y otros sacerdotes de la comunidad es de extrañar la «defensa laxa» que desde la Arquidiócesis se le ha ofrecido al párroco, sólo con un comunicado que pareciera “entregarlo” en lugar de apoyarlo como una persona inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Explicó que la Arquidiócesis es la que tendría que pagar todos los gastos de los abogados que llevan el caso del sacerdote, pero no ha sido así, por lo que espera que los fieles, que hasta ahora se han organizado a través de fondeadoras, se unan de manera formal e integren un patronato.
De acuerdo con Valdemar Romero han existido mensajes internos por parte de la autoridad eclesiástica a favor del padre, pero nunca han sido públicos, pues en su opinión podría ser por temor a la autoridad de la Ciudad de México o incluso por algún acuerdo.
Después han salido versiones malévolas como insinuando cosas que tiene que ver con lo sentimental o sexual. No hay absolutamente nada de eso, me parece que esa calumnia es aún peor”, condenó el entrevistado.
De la actuación de las autoridades de justicia de la Ciudad de México, el canónigo penitenciario consideró que en el padre han sido un “chivo expiatorio”, que les permitió tener un culpable rápido por un caso de homicidio, que se sumaba en un corto plazo al secuestro y asesinato del joven estudiante Norberto Ronquillo.
Son dos casos que conmocionaron al país, sobre todo el del joven Norberto; se le vino el mundo encima a Claudia Sheinbaum y a la procuradora, al gobierno de la ciudad.
A los pocos días sucede lo de Leonardo y fue como el acabose; tengo la impresión de que aquí buscaron tal cual un ‘chivo expiatorio’ en el padre para callar el caso de Leonardo y lo lograron”, concluyó Valdemar Romero.