Reserva ecológica Río Playa entre el abandono y el olvido

Carlos Pérez de la Cruz es un hombre de 67 años de edad quien desde hace 15 años fue elegido como el encargado de recibir a las personas que acuden a la reserva ecológica Río Playa, ubicada en Comalcalco.

Creada el 29 de septiembre de 2004 como la primera reserva estatal promovida por un grupo de ejidatarios tenía como objetivo proteger los recursos naturales que se encuentran en ese espacio, propiciando su conservación, uso y recuperación, así como contribuir al mantenimiento de importantes procesos ecológicos, al desarrollo social y económico de las comunidades que habitan el área.

Sin embargo, el espacio, el cual cuenta con una extensión de 711 hectáreas y fue constituida bajo la idea de ser un parque ecoturístico, está en el olvido, pues ni los ejidatarios ni mucho menos las autoridades municipales han hecho algo durante los quince años que tiene de existencia para detonarla como atractivo turístico.

Don Carlos dio a conocer las paupérrimas condiciones en las que se encuentra la zona, la cual está conformada por una cabaña principal que tiene un par de baños; una cabaña a nada de colapsar, que al principio sirvió como taller de capacitación a brigadistas voluntarios para la prevención y combate de incendios forestales y agropecuarios, y varios cayucos.

“Quienes vienen a visitarme son bienvenidos, pero como zona turística no lo creo, es más, las autoridades municipales ni siquiera saben que existe este lugar”, enfatizó.

En 2012 fueron colocadas señales donde se restringe el uso ilícito de los recursos naturales en la reserva, como son la tala de árboles, quema de la vegetación y la caza furtiva. Sin embargo, Novedades de Tabasco logró constatar que dicho canal de agua salina, que sirve para llegar a la siembra de 30 hectáreas de mangle blanco, cualquiera pude llegar a pescar.

“Yo solo no puedo estar cuidando todo este terreno que ha sido olvidado por las propias autoridades ecológicas”, señaló.

La principal tarea de la reserva era cuidar a la tortuga blanca, el guao, el pochitoque, la hicotea, el pejelagarto, el mono aullador, ranas, sapos, iguanas, toloques, garrobos, lagartos, mapaches, chiquiguao, mazacúa, aspoque, la aguililla, el halcón, tecolotes pequeños y saraguatos.

“Nadie viene, desde la inundación de 2007 fuimos abandonados por las autoridades, mientras que los encargados de la mesa directiva del ejido echaron en saco roto el proyecto que estaba programado para detonar la zona”, puntualizó.

El espacio cuenta con una extensión de 711 hectáreas

Después de la inundación, se dejó de recibir apoyo para su conservación

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