Con la desaparición del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed) y la apuesta del gobierno federal por la autoconstrucción se perderá la creación de nuevas escuelas con estructuras antisísmicas aprobadas por ingenieros estructuralistas, los mejores del país —del Instituto Nacional de Ingeniería— en las que incluso hay chips en las paredes con los que el impacto local de los movimientos geológicos en el sitio son monitoreados. En la parte administrativa, los contratos de construcción que cada entidad federativa realizaba para estas escuelas debían ser transparentados para evitar desviaciones presupuestales o de diseño estructural.
Es éste el legado del moribundo Inifed en el país, un programa derivado de la visión educativa de Jaime Torres Bodet, nombrado en 1944 como secretario de Educación Pública. Crónica visita la escuela primaria Ernesto P. Uruchurtu, en la alcaldía de Iztapalapa, y recopila material gráfico de centros escolares del gobierno que se equipan y van a la vanguardia para salir a salvo de sismos arrasadores.
El plantel iztapalapense resurge tras los sismos de 2017 como un modelo de escuela Inifed: Con tecnología nacional, se fabricó un chip acelerómetro dispuesto en cajas con tres sensores que miden la aceleración: uno registra la aceleración vertical y dos horizontales (uno, a través del costado más largo de las escuelas y el segundo, en el costado más corto).
“Con esos tres componentes podemos sentir el movimiento que pueda presentarse producto de un sismo, incluso podemos medir el movimiento al paso de un camión pesado”, explica en entrevista con este diario Sergio Alcocer, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y asesor del Inifed en materia de construcción.
Detalla que en la planta baja de la primaria Ernesto P. Uruchurtu se ubican tres conjuntos de estos sensores, incluyendo uno en la azotea del plantel.
“Así se puede monitorear el movimiento de la base, la traslación del movimiento, ya sea en sentido corto o en sentido largo, si es que la estructura del inmueble cabecea, como si fuera la de un barco. Y en la azotea se registra la medición entre el movimiento de este punto hacia abajo, precisa Alcocer.
El investigador detalla que hay instalado otro aparato en esta escuela en el área de jardín, o lo que ellos denominan detección en campo libre, lo que permite tener información respecto al tipo de comportamientos —de intensidad.
“Es una instrumentación básica para escuela, y nos interesa tener una buena plantilla de sensores para poder actuar en caso de un sismo. De esto se desprende si se requiere o no la visita por parte del Inifed a la escuela”, un centro educativo que acabar de ser entregado a la comunidad escolar en 2018 y que está dentro del proyecto Escuelas al Cien, aclara el ingeniero.
“En la estructura de este plantel se utilizaron los estándares más modernos en normatividad, y en este diseño se planteó este chip, para una escuela en Iztapalapa, donde los sismos vienen con movimientos fuertes”.
Indica que además de la Ernesto P. Uruchurtu, también la escuela Secundaria Número 3, ubicada en avenida Chapultepec, colonia Juárez, Alcaldía de Cuauhtémoc, cuenta con su sistema de acelerómetros.
Recuerda que ese inmueble educativo se derrumbó en el terremoto de 1985, y a raíz de su reconstrucción se decidió instrumentarla. Y son las únicas dos escuelas en la Ciudad de México que están equipadas con esta tecnología de contra sismos.
El ingeniero precisa que en cuanto a la inversión para la instalación de estos sensores la cantidad varía, y dependen siempre de la ubicación y tipo de estructura del plantel.
“Toda la información que se obtiene a través de los sensores se envía al Centro de Recepción de Información de Sismos”, dice el experto.
PROGRAMA PILOTO PARA MODELO DE ESCUELAS. Sergio Alcocer señala que la instalación de estos instrumentos de medición de sismos es un programa piloto del Inifed que desea llevar a más planteles educativos en todo el país para evitar grandes colapsos, como los que se tuvieron hace casi dos años.
Indica que este sistema de acelerómetros se pueden conectar a cámara de videovigilancia o de seguridad pública para tener una mayor reacción inmediata, y lo ideal, dice, sería en escuelas muy grandes, por la comunidad que acude a esos sitios.
“Lo importante con esta tecnología es que se puede medir también los movimientos en escuelas que ya fueron rehabilitadas, para ir viniendo la seguridad de sus estructuras”, enfatiza el ingeniero, que agrega que la instrumentación, impulsada y creada por el Inifed, es parte de un programa de prevención en beneficio de la comunidad escolar (alumnos, maestros y todo el personal que “hace una escuela”).
“Nos interesa instrumentar escuelas que se encuentran en zonas epicentrales de magnitudes seis o siete grados. Para el caso de la Ciudad de México, para los sismos que tienen su origen en la costa del Pacífico, con magnitudes de enorme intensidad. Esos instrumentos nos permitirán identificar qué tipo de edificios dentro de los centros escolares son los que tienen mayor vulnerabilidad y qué hay que rehabilitar sin demora”, explica el experto.
—¿Qué va a pasar con todo esto si se mantiene firme este retroceso de eliminar al Inifed?, ¿por qué conlleva un retroceso?— se le pregunta a uno de los especialistas de este instituto.
—Es parte de todo un dilema que hay. El Inifed ha venido construyendo a lo largo de varias décadas, desde que se fundó,hace casi 80 años. Tiene un conjunto de capacidades a nivel central y a nivel estatal muy importantes que no conviene que se pierda. Lo que hemos aprendido de los últimos temblores es que los prototipos de los edificios del Inifed se han mantenido firmes, con excelente comportamientos.
Sergio Alcocer lamenta que mucha construcción que se vino abajo en septiembre de 2017 fue porque no estuvo en manos del Inifed.
“Se trató de autoconstrucciones, tanto para escuelas —edificios antiguos o viejos— como para vivienda, miles de viviendas que se vinieron abajo porque no estuvieron en manos expertas”, agrega.
Advierte que esto sucede mucho en Morelos u otros estados pobres, donde los padres se ponen de acuerdo para construir la escuela, y sólo porque entre ellos hay algún maestro albañil, y eso, pues no, indica.
Plantea la continuidad de este instituto para garantizar, con su normatividad, la seguridad de los educandos, que no se descentralice, como ocurrió con la vivienda, que colapsó en 2017, enfatiza.
El ADN DE MI ESCUELITA. Dentro del programa de prevención antisismos, el Inifed creó el Archivo Documental Normativo (ADN), todo la información referente a las escuelas debe estar disponible, al alcance de maestros, padres y autoridades expertos en construcción y concentrada en un gabinete.
Es una caja —como si se tratara de un botiquín de primeros auxilios— que contiene una USB con información digital, bitácora de mantenimiento, proyecto del plantel, manual del mantenimiento escolar “Cuidemos nuestra escuela”, una guía para elaborar o actualizar el programa de protección civil, garantías de trabajos ejecutados e infografía de cursos en línea, señala también en entrevista con Crónica el ingeniero Tonatiuh Balanzario Salazar, que pertenece al Inifed, cuya plantilla ya fue desmantelada al 50 por ciento, y tenía —hasta ayer— una ligera esperanza de supervivencia una vez que la oposición legislativa parecía haber convencido a la mayoría de los diputados de Morena de que es demasiado riesgoso el esquema de autoconstrucción coordinado por padres y maestros que propone el presidente López Obrador.
Empero, ante el periodo de gracia que se abrió puede ser en vano, pues la presidenta de la Comisión de Educación, la morenista Adela Piña, dio marcha atrás a su apertura inicial: en ese tema de la eliminación del proyecto de ley se revisará en el próximo periodo ordinario de sesiones que inicia el 1 de septiembre, aunque el dictamen sólo requiere “correcciones de redacción”.
Hay pendientes en el Programa Nacional de Reconstrucción 2019
◗ Se tienen detectados 19,194 planteles afectados en 11 estados para intervención del Inifed
◗ En la CDMX están en proceso 280 intervenciones; en Chiapas 629; en Oaxaca 973, en Morelos 260 y en Puebla 115, entre otros
Escuelas modelo
Tanto la primaria Ernesto P. Uruchurtu, de Iztapalapa, como la Secundaria Número 3, de avenida Chapultepec (que se derrumbó en el terremoto de 1985), cuentan con su sistema de acelerómetros. Son los únicos dos planteles en la Ciudad de México que están equipadas con chips incrustados en las paredes que detectan la intensidad sísmica, señala el ingeniero Sergio Alcocer (recuadro superior), investigador de Ingeniería de la UNAM y asesor del Inifed.