Han pasado casi dos años desde que se dio el movimiento #MeToo en Estados Unidos. Lo que ha pasado desde entonces es una mayor apertura al reconocimiento de las mujeres. Al mismo tiempo se lamenta que esa apertura no se dé con la misma magnitud en México, pues su más reciente proyecto, Monarca, que llegará a la plataforma de Netflix este 13 de septiembre, fue una muestra de ello, misma falta que ha sentido desde que produjo Frida, en el 2002.
“Sí tuve unas experiencias donde traté de hacer cosas en México y sí sentía que, aunque yo ya tenía una carrera importante afuera, había cierto machismo tratando de levantar una película en México como mujer y como productora. Y claro que el país ha avanzado muchísimo, porque sentí una gran diferencia esta vez que vinimos”, comentó Salma Hayek, la mañana de ayer en conferencia de prensa realizada en la Ciudad de México.
“Aún existe machismo y sí hay una gran diferencia entre producir en Estados Unidos y México, la diferencia es mucha; pero también se hacen muchas cosas aquí donde cada vez hay más gente con preparada. Existe una competitividad sana, hay más trabajo en un momento en el hay más demanda, puede ser un trabajo más difícil pero es sumamente satisfactorio”, destacó en compañía del elenco de Monarca.
Hayek explicó que antes de que llegara el gigante del streaming, el proyecto estaba en marcha con otra empresa: “Primero era para una cadena americana, con ellos desarrollamos el proyecto y en un inicio la historia era de una familia mexicana que tiene negocios en Estados Unidos en aquel entonces los problemas de la corrupción eran exactamente igual”, dijo.
“Al final no llegó a entrar al aire y cuando vemos la apertura que hace Netflix, propusimos el proyecto, se interesaron y todavía fue mejor para nosotros. Saber que más de cien países en el mundo van a poder atestiguar estrellas y actores mexicanos es un honor”, destacó la actriz y productora mexicana.
Si bien con esta serie Hayek busca hacer un retrato “moderno de la familia mexicana”, explicó que no es indiferente a otras situaciones preocupantes del país, tal y como lo hizo para la revista Vogue, editada por Meghan Markle. Para ella la violencia es un tema importante ya que a diario ocurren acontecimientos lamentables que le preocupan: “¿Qué es lo mejor qué puedo hacer por México? No enojarme y decir la violencia, ‘aquí y pasó esto’ y el feminicidio. Todo me preocupa”, dijo.
No obstante, recientemente la actriz rompió su regla de no mostrar la cruenta realidad del país al subir una foto lamentando la masacre ocurrida en agosto en Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz, del cual es originaria.
El puerto petrolero de Coatzacoalcos, en el este de México, sufrió uno de los peores golpes de la delincuencia organizada con la matanza de 31 personas en un bar nocturno, un macabro suceso que exhibió la disputa entre cárteles existente en esta región desde hace más de una década.
“Me da mucha tristeza que en mi Coatzacoalcos, donde crecí con la libertad que da una comunidad unida y sin violencia, anoche murieron por lo menos 25 personas en un atentado a un bar. Desgraciadamente ésta es una más de las innumerables desgracias que pasan a diario en México”, escribió la actriz en su cuenta el 28 de agosto, poco después de darse a conocer el suceso.
“No va a cambiar nada por un post de Instagram, pero se va a enterar el resto del mundo, traigo la atención a problemas que pueden afectar al turismo o a personas que están pensando invertir en México, o muchas otras cosas, (afectando) la imagen del país”, explicó.
“No es que no ponga más de lo que pasa en las redes sociales porque me interesa menos, sino porque es mi manera de proteger a México. Me interesa caminar hacia el lugar más positivo. Instagram no debe ser el lugar donde se solucionen estas cosas. Pero algo tenía que poner para que no sientan que no me importa”, aclaró.
Finalmente apuntó que su mensaje tenía como destinatario esperar a que “las autoridades cumplan su promesa de parar la violencia (…) Ya es hora de que se acabe tanto sufrimiento en un país que lo tiene todo”, concluyó.