Descubren dos trampas para mamut, de 1.70 metros de profundidad y 25 metros de diámetro, en Tultepec, Estado de México. Tras casi 10 meses de excavación han recuperado 824 huesos pertenecientes a por lo menos 14 ejemplares de hace 15 mil años. “Este hallazgo es un parteaguas, una piedra de toque”, dijo Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, en conferencia de prensa. “La historia acerca de la presencia de los mamuts y su interacción con el hombre en la cuenca de México, va a dar un giro”.
Hasta ahora se creía que la caza y destazamiento de mamuts era un acontecimiento eventual, azaroso. Señaló que a partir de este hallazgo entendemos que era sistemático y estructurado. “Los grupos que habitaron en estas regiones, hace por lo menos 15 mil años estaban totalmente organizados para aprovechar a estos grandes herbívoros para su alimentación y otros elementos como piel, hueso, grasa, etc.”, por lo que consideran que esta noticia repercutirá a nivel mundial.
Durante la excavación de la última celda de lo que iba a ser un vertedero, en enero de este año se hallaron algunos huesos de mamut, pero lo que llamó la atención del arqueólogo Luis Córdoba Barradas, quien estuvo a cargo del rescate, fueron unos cortes verticales en los estratos que resultaron ser dos fosas, de 1.70 metros de profundidad y 25 metros de diámetro. “Ese corte no es natural, es de las trampas que realizaron los cazadores”.
El arqueólogo del INAH manifestó que, quizás a excepción del hallazgo en Japón de trampas para mamíferos de mediano tamaño, hasta este momento no se había encontrado una referencia que fuera una trampa construida para mamuts.
Añadió que en otros sitios hay miles de huesos y herramientas de piedra, pero no tienen evidencia de que sean trampas excavadas sino más bien naturales.
CAZA. La estrategia de caza probablemente consistía en arrear al mamut, y entre más abarcara la “línea de trampas” habría menos margen de error. Córdoba señaló que posiblemente haya tres sitios próximos, y que estas dos fosas seguramente son parte de una “línea de trampas” que, además, se utilizaron por mucho tiempo, posiblemente durante 500 años.
El descubrimiento de una marca de ataque en un cráneo, las marcas de corte y costillas, y herramientas de hueso se suman al conjunto de datos que señalan una presencia humana en este sitio.
Por otra parte, durante la investigación se recopilaron datos importantes para la vulcanología, como la identificación de tres eventos catastróficos regionales.
Córdoba explicó que en la excavación se ve ceniza basáltica, a siete metros de profundidad. Más arriba hay ceniza de varias erupciones distintas, incluida una capa de cuando hubo un lago estable.
En ese nivel también se ve la ceniza volcánica, conocida como tutti fruti por la variedad de sus componentes, que pertenece a una erupción volcánica del Popocatépetl hace 14 mil 700 años. Esa ceniza es la que se encuentra sobre los restos de los mamuts y que permite hacer un fechamiento aproximado, espera de las pruebas con carbono 14.
Después, hay una capa de ceniza de tres erupciones sucesivas del Nevado de Toluca y, finalmente, una capa dura que funciona como una especie de sello natural, los restos de mamut se encuentran debajo.
“Las cenizas nos dan una idea de la actividad volcánica de aquellos años y nos hace reflexionar lo que podría pasar en estos momentos. Se habla del desalojo de los pueblos por el Popocatépetl y aquí se ve porque es importante hacer caso de ello”, añadió Córdoba.
Los investigadores del INAH declararon que si bien abrir una zona paleontológica es mucha responsabilidad, no se niegan a la posibilidad de hacerlo en Tultepec.
“La idea es desarrollar un proyecto que abarque toda el área y hacer una investigación mucho más grande y amplia, pero aún no decidimos qué es lo que va a suceder con este sitio en particular. Es un lugar de gran relevancia e importancia científica” concluyó el arqueólogo Salvador Pulido Méndez.
TIERRA DE MAMUTS. En esta zona se han hecho exploraciones desde 1952. En dos ocasiones se encontraron restos de mamut junto con herramientas de piedra, que ya eran evidencia de presencia humana en la zona. Posteriormente, en 2016 se excavó la osamenta, casi completa, con la cual se inauguró hace un año el Museo del Mamut.
Luis Córdoba Barradas contempla que en esta región vivían cinco o seis grupos, que según los estudios serían de aproximadamente 20 miembros cada uno.
Hasta el momento se han recuperado ocho cráneos, cinco mandíbulas, un centenar de vértebras, 179 costillas, 11 escápulas, cinco húmeros, además de ulnas (cúbitos de un hueso largo), pelvis, fémures, tibias y otros huesos “pequeños”.
En la lista mundial de acumulaciones de huesos de mamut se consideran lugares que reúnen desde siete hasta más de 100 mamuts en un solo lugar, por lo que, de acuerdo con los arqueólogos, Tultepec II ya puede ingresar a la lista de los Megasitios de Mamut.
Córdoba agrega que al observar con detenimiento la agrupación de huesos se puede distinguir cierto acomodo. “Después de cazar y destazar al mamut, hicieron una especie de ritual. En este caso, no se trata solamente de una práctica utilitaria, sino que parece tener un sentido más profundo”.