China amenaza a Trump

La convalidación de las leyes de apoyo a las protestas de Hong Kong por parte del presidente de EU, Donald Trump, enfureció hoy al Gobierno chino, que reaccionó de forma especialmente dura y advirtió a Washington de que tomará «contramedidas» si continúa inmiscuyéndose en sus asuntos.

Ese condicional «si» parece ser la única puerta abierta a la esperanza para que las leyes estadounidenses sobre Hong Kong no acaben por dar al traste con las tímidas posibilidades que se habían abierto para un acuerdo comercial entre las dos grandes potencias del planeta.

Pekín no dice que adoptará ya medidas de represalia, sino que lo hará «si Estados Unidos continúa bajando por el camino equivocado», en cuyo caso «deberá asumir las consecuencias», según el comunicado publicado por el Ministerio de Exteriores chino a los pocos minutos del anuncio de la decisión de Trump.

MUY DURO CON EEUU

La reacción china es inusualmente agresiva con Estados Unidos, a quien acusa de «menospreciar los hechos y distorsionar la verdad» en relación con las protestas en Hong Kong, además de «apoyar abiertamente a criminales violentos».

«La naturaleza atroz y maliciosa de sus intenciones se ha revelado totalmente. Su verdadero objetivo es socavar la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong, sabotear la práctica de ‘un país, dos sistemas’ y perturbar el empeño de la nación china de lograr la gran renovación», afirma.

El Gobierno chino califica además de «un claro acto hegemónico» la aprobación por parte de EEUU de la llamada «Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong» a la que considera una «grave intromisión en los asuntos» de la ciudad autónoma «que son los asuntos internos de China».

«Es además una grave violación de la ley internacional y de las normas básicas que regulan las relaciones internacionales», asevera.

Pekín resalta que desde la transferencia de la soberanía británica sobre Hong Kong a China en 1997 el «éxito del principio de un país, dos sistemas», por el que la excolonia goza de unas libertades inexistentes en la parte continental, «ha sido reconocido universalmente».

Y asegura que la ley aprobada por Trump «solo va a continuar exponiendo al pueblo chino, incluidos nuestros compatriotas de Hong Kong, la naturaleza maliciosa y hegemónica de las intenciones de Estados Unidos» por lo que augura que los intentos de Washington «están destinados al fracaso».

Al comunicado de Exteriores le siguieron otro del Gobierno local de Hong Kong y un tercero de la Oficina de Enlace del Gobierno chino en la Región Administrativa Especial de la ciudad, todos de una similar dureza frente a EEUU, aunque ninguno detalló las contramedidas que Pekín podría adoptar como represalia.

CONVOCADO EL EMBAJADOR ESTADOUNIDENSE

Por su parte, el viceministro chino de Asuntos Exteriores Le Yucheng convocó al embajador estadounidense en Pekín, Terry Branstad, -un gesto que ya había realizado la semana pasada cuando el Congreso de EEUU aprobó la ley de apoyo a las protestas- a quien trasladó la «firme» condena y la «enérgica protesta» de Pekín.

En la conferencia de prensa diaria del Ministerio de Exteriores, el portavoz Geng Shuang tampoco quiso aclarar qué respuesta se podría adoptar y en qué momento.

«Mejor estén atentos y sigan este asunto. Lo que venga, vendrá», se limitó a decir el portavoz.

Tampoco Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio, dio detalles sobre las posibles medidas ni sobre el estado de las conversaciones en relación con el conflicto comercial.

Todo esto se produce cuando hace apenas dos días los negociadores de China y EEUU anunciaron haber avanzado en las conversaciones para poner fin a la guerra comercial y alcanzado «un consenso sobre la resolución de cuestiones relevantes» de lo que sería la primera fase de un acuerdo, según el Ministerio de Comercio chino.

A comienzos de noviembre ambas partes llegaron a un pacto para retirar por fases los aranceles, aunque Trump rebajó las expectativas poco después.

Con todo, muchos analistas esperaban un acuerdo al menos sobre esa primera fase antes de que acabase el año, algo que la nueva brecha en las relaciones abierta por Hong Kong parece alejar.

Pero la lucha comercial, tecnológica y por la hegemonía global, en suma, entre China y EEUU es una partida de ajedrez con tantas variables en liza que, mientras ambos países mantengan los condicionales, el juego continúa abierto.

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