Para evitar que crezca más el conflicto diplomático entre Bolivia y México, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no se va a enganchar en “dimes y diretes” con la nación andina y no caerá en provocaciones tras las declaraciones del expresidente boliviano Jorge Quiroga, por lo que lo mejor será recurrir a la legalidad internacional.
El jueves, Quiroga expresó críticas y descalificó al presidente López Obrador. De inmediato, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, convocó a la unidad nacional “ante los adjetivos e insultos a México y su presidente”.
Durante la conferencia matutina, el Ejecutivo Federal aseguró que México seguirá haciendo honor a lo que ha significado siempre nuestra política exterior, que ha sido un ejemplo mundial en garantizar el derecho de asilo; además, confió en que no sea invadida la sede diplomática mexicana.
“Esperemos que se actué con sensatez y que no vayan a invadir nuestra representación diplomática en Bolivia, eso no lo hizo ni Pinochet. Vamos a estar muy pendientes y desde luego que es un asunto que se va a tratar en organismos internacionales”.
Dijo que la Secretaría de Relaciones Exteriores, está trabajando para resolver el conflicto diplomático.
“Vamos a esperar que la Secretaría de Relaciones Exteriores haga su trabajo diplomático. No hay otra situación más que ésa y desear que salgan bien las cosas”, acotó.
Asimismo, externó su solidaridad con los trabajadores de la embajada de México y Bolivia y dijo que no están solos que tanto el gobierno federal, como el pueblo de México los apoyan y respaldan.
México calificó como exagerado el incremento de la vigilancia policial alrededor de su sede diplomática en La Paz, luego de que otorgó en noviembre asilo político al expresidente Evo Morales y a nueve de sus colaboradores.
Por su parte, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe ofreció su intervención para acercar a los gobiernos de México y de Bolivia, para reestablecer una mesa de diálogo en Panamá que lleve a una solución al conflicto diplomático.
En tanto, el gobierno de Jeanine Añez acusó a Evo Morales de “usurpar funciones”, luego de que el expresidente boliviano inaugurara, vía telefónica desde Argentina —donde se encuentra refugiado—, una obra en un poblado del sur de Bolivia.
El gobierno interino acusa a Morales, quien renunció el 10 de noviembre acusado de fraude electoral, de sedición y terrorismo.