Los pregoneros, esos personajes que han existido desde tiempos inmemoriales, aún continúan realizando su labor por las calles de las ciudades del mundo, y en Tabasco no son la excepción.
Sea que vendan agua embotellada, pozol, paletas, bolis, frutas, verduras, tacos, panuchos, tamales y hasta productos naturistas, seguirán deambulando y a gritos ofreciendo sus productos.
Antes en carretillas, ahora en bicicletas, motos o de plano a pie, estos vendedores se ganan el pan de cada día manteniendo vivo este oficio milenario que ha significado una solución rápida y segura a las necesidades de la población.
En la era de la tecnología y del bullicio, sus gritos siguen vendiendo, incluso más que cualquier comercial en la televisión.