Fallece en Francia Max von Sydow

El franco-sueco Max von Sydow, uno de los actores fetiche del director Ingmar Bergman y con una dilatada carrera que incluye su papel en «Juego de Tronos», murió este domingo con 90 años, indicó su mujer.

En declaraciones este lunes al semanario «Paris Match», Catherine von Sydow dio el anuncio de su fallecimiento «con el corazón roto y una infinita tristeza».

También pidió discreción a la prensa durante el periodo de luto por un actor que se hizo conocido gracias a su actuación en algunas de las grandes películas de Ingmar Bergman como «El séptimo sello», «Fresas salvajes» o «El manantial de la doncella».

Fueron precisamente esas cintas las que dieron una proyección internacional a este hombre que había nacido en la ciudad sueca de Lund en 1929 y que había comenzado su carrera de intérprete en el teatro.

Fuera de su Suecia natal, algunas de sus grandes interpretaciones fueron en «El exorcista» de William Friedkin; «La muerte en directo» de Bertrand Tavernier; «Pelle el conquistador» de Billie August; «Sentencia previa» de Steven Spielberg o «La isla siniestra» de Martin Scorsese.

En 1997 se volvió a casar con la documentalista francesa Catherine Brelet, con la que ha vivido en la Provenza. De hecho, En 2002 adoptó la nacionalidad francesa.

PERFIL. El actor sueco nacionalizado francés Max von Sydow, muerto este domingo a los 90 años, fue un actor versátil con más de 150 películas en una carrera muy ligada a Ingmar Bergman, sobre todo en sus inicios, y que luego tuvo proyección internacional.

Von Sydow interpretó papeles destacados en algunos de los filmes icónicos del cine sueco y de la filmografía de Bergman como «El séptimo sello» o «Fresas salvajes», que le valieron para lanzar su carrera y trabajar a las órdenes de directores como David Lynch, John Huston, Lars von Trier, Martin Scorsese o Steven Spielberg.

Nacido el 10 de abril de 1929 como Carl Adolf von Sydow -el nombre Max lo sacó de un circo de pulgas que vio cuando hacía el servicio militar- en Lund (sur de Suecia), comenzó su carrera escénica en el teatro.

En 1948 logró el acceso al Teatro Real de Estocolmo, el prestigioso Dramaten, donde coincidió con futuras estrellas del cine sueco como Lars Ekborg, Margaretha Krook e Ingrid Thulin.

Tras acabar sus estudios trabajó con varias compañías de teatro municipales, hasta que Bergman lo reclamó para la de Malmoe (sur): fue el inicio de una colaboración que se extendió cuatro décadas y que incluyó papeles teatrales en el Dramaten y una docena de películas.

«Le debo tanto: fue una experiencia extraordinaria y única trabajar con él, porque fue una gran inspiración a muchos niveles», dijo sobre Bergman cuando Von Sydow acudió en 2012 a la Berlinale , que siempre ha mostrado su predilección por el teatro pese a que el cine le dio fama mundial.

SALTO A HOLLYWOOD. Fueron sus trabajos con su compatriota Bergman los que le permitieron dar el salto a Hollywood con «La historia más grande jamás contada» (1965), donde hizo de Jesucristo.

Von Sydow consolidó en los años siguientes una brillante carrera en grandes producciones como «El viaje de los malditos», «Evasión o victoria», «Conan, el bárbaro», «Flash Gordon» o «El exorcista», y que incluyó en su etapa final papeles en el episodio VII de la saga «Star Wars» y la serie de televisión «Juego de Tronos».

Nunca ganó un Óscar, aunque estuvo nominado dos veces a los premios de la industria cinematográfica de Hollywood: en 1989 por «Pelle el conquistador» (su papel favorito de siempre) y más de dos décadas después por «Extremely Loud & Incredibly Close» («Tan fuerte, tan cerca»), en la que interpretó a un personaje que se comunica sin palabras.

Su larga carrera incluye también papeles en dos películas dirigidas por realizadores españoles: «Jugando con la muerte» (1982), de José Antonio de la Loma; e «Intacto» (2001), de Juan Carlos Fresnadillo.

RETIRO EN FRANCIA. Tras casarse en 1997 con la documentalista francesa Catherine Brelet, Von Sydow acabó asentándose en Francia, cuya nacionalidad adquirió en 2002, lo que lo apartó de su tierra natal.

Su ausencia en el funeral de Ingmar Bergman en 2007 provocó sorpresa en Suecia, y amigos suyos como la actriz noruega Liv Ullman, otro de los intérpretes fetiches del cineasta sueco, aseguraron que habían perdido todo contacto con él.

«Podía hacer de todo y todo lo hacía bien», recordó este lunes la productora sueca Katinka Faragó, que trabajó con él en varias películas de Bergman, mientras la noticia de su muerte llenaba las portadas de los digitales suecos.

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