Ciudad de México
El sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes es una bomba de tiempo, ya que trae como consecuencia la disminución de la esperanza de vida en cuatro años. Por eso es imperativo atender la emergencia por este tema en México, advirtió Pressia Arifin-Cabo, representante adjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el país.
Señaló que hay suficiente evidencia del ambiente que favorece el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas con azúcares añadidos, causantes del incremento de peso corporal y el desarrollo de enfermedades como diabetes.
Un estudio de Unicef realizado en 2019 detectó que en la Ciudad de México, 70 por ciento del consumo de jugos y refrescos se da en las escuelas, pero es un problema que se presenta a escala nacional.
Las causas van desde la carencia de agua potable, la contaminación del líquido, como ocurre en Chihuahua y Guerrero, hasta porque los niños no están acostumbrados a beber agua simple, no les gusta el sin sabor.
Catalina Gómez, jefa de Política Social de Unicef, dijo que esto es resultado de que desde temprana edad las personas consumen alimentos ultraprocesados, con niveles elevados de azúcar, sal y grasas. De ahí la importancia del nuevo etiquetado frontal de advertencia, que fue detenido con una demanda de amparo interpuesta por la industria.
Resaltó que el etiquetado es sólo uno de varios mecanismos para atacar el sobrepeso y obesidad que afecta a uno de cada tres niños y adolescentes en el país y es importante porque también se ha encontrado que los menores tienen una elevada influencia en las decisiones sobre los productos que las familias adquieren.
Esto va ligado con las estrategias de la industria de alimentos y bebidas que en los supermercados colocan sus mercancías de manera que estén al alcance de los más pequeños, además de que contienen imágenes atractivas para ellos.
Arifin Cabo refirió los datos de una investigación, según la cual la ingesta de alimentos ultraprocesados y bajo o nulo aporte nutrimental es de 39 por ciento en la población prescolar; 34 por ciento en niños escolares; 35 por ciento en adolescentes y 26 de cada cien adultos. La consecuencia esperable es el incremento del peso corporal y de males como diabetes, afecciones cardíacas y otros de tipo emocional, principalmente depresión, señaló.
Con base en estos indicadores, insistió en la importancia de tomar medidas a riesgo de que, de no hacer nada, la esperanza de vida de la población disminuya cuatro años por esta causa.
Sobre el etiquetado frontal de advertencia, Catalina Gómez comentó que el amparo solicitado por la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) era algo esperable, pues la industria se comportó de manera similar en Chile, Uruguay y Perú, con acciones que buscaron retrasar su puesta en marcha.
Al final lo que pasó en esos países es que las empresas cumplieron con el etiquetado de advertencia y reformularon sus productos para cumplir con los límites máximos permitidos de ingredientes poco saludables.
Lo mismo debe ocurrir en México, indicó la ejecutiva de Unicef, organismo que colaboró con las autoridades en el diseño de la nueva norma oficial mexicana NOM 051, sobre etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas.
Un informe del Banco Mundial realiza un diagnóstico sobre este problema que afecta no solamente a los países ricos.
Más de 2 millones de adultos en el mundo sufren de sobrepeso u obesidad. No es una cifra cualquiera, se trata de más de un cuarto de la población mundial. Este es un problema de salud que lleva a la muerte a 4 millones de personas cada año debido a que desencadena múltiples enfermedades como diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas, cánceres, depresión, discapacidades, entre otras complicaciones.
La obesidad se está convirtiendo en una bomba de tiempo, desde 1975, las tasas de prevalencia de sobrepeso y obesidad se han triplicado y actualmente hay más de 2 millones de personas con este problema. El aumento ha sido drástico en todas las regiones del mundo y en personas de todas las edades y si no se toman medidas urgentes, es probable que la tendencia aumente, según el más reciente informe publicado por el Banco Mundial.
AMERICA LATINA
Que la obesidad y el sobrepeso son exclusivamente un problema de los países ricos es una afirmación que quedó en el pasado. Siete de cada 10 adultos obesos o con sobrepeso viven en países de mediano o bajo ingreso. Tampoco es una afección que se encuentra solo en las grandes ciudades, ya que el 55% del aumento de la prevalencia se ha dado en zonas rurales.
Varios factores se han conjugado para trazar este problema de salud mundial, las condiciones genéticas, la nutrición temprana, cambios en hábitos alimenticios (las personas comen más alimentos procesados y con grandes cantidades de azúcar, entre otras razones porque los alimentos saludables son más caros); una rutina de vida con cada vez menos actividad física. En este sentido, los patrones culturales y la tecnología están teniendo mucho que ver, son más las horas que se pasan frente a una pantalla que las que se dedican a hacer ejercicios.
Los costos de la obesidad son enormes para el desarrollo de los países y también tiene implicaciones económicas, es claro que el aumento en los gastos de atención médica vinculados a este problema es una tendencia en todo el mundo.
América Latina también tiene las alarmas encendidas. Desde 2016 se estima que 6 de cada 10 adultos son obesos y al menos 4 de cada 10 mujeres y más de 3 de cada 10 hombres mayores de 20 años tienen sobrepeso.
Casi el 40% de los niños padece obesidad y más del 20% está por encima de su peso ideal.
En la mayoría de los países de América Latina, así como de Oriente medio, Europa del Este, Asia Central y Asia Oriental (específicamente en China e Indonesia), hay más individuos con sobrepeso u obesidad entre la población más pobre.
Varios países en Latinoamérica, como Guatemala, viven el doble drama de la desnutrición y la obesidad.
Luchar contra la obesidad es una responsabilidad no solo del que la padece, los gobiernos, apoyados por los ciudadanos y el sector privado tienen un papel clave que desempeñar para abordar este desafío. Son responsables de proporcionar un enfoque integral para la formulación de políticas fiscales, regulatorias y de cambios en el sistema alimentario como son más inversión en nutrición para la primera infancia, impuestos para reducir la producción de alimentos no saludables, subsidios para la producción de alimentos saludables, etiquetado obligatorio de los alimentos, controles en la publicidad y venta de alimentos insalubres, con énfasis en los que están dirigidos a los niños, investigación y subsidios para la agricultura sostenible, así como diseño y mejoras de formas de movilidad como ciclovías, rutas para caminar.
En México, donde las enfermedades derivadas de la obesidad son la principal causa de muerte, se ha implementado un impuesto del 10% sobre las bebidas endulzadas con azúcar con lo que se espera se reduzca la tasa de obesidad en un 2.5% para 2024 y eviten entre 86 mil y 134 mil nuevos casos de diabetes para 2030.
Además, las redes sociales están siendo un aliado en las campañas para luchar contra la obesidad. En México, una iniciativa a través de Whatsapp moviliza a las comunidades para promover una mejor alimentación.
Las enfermedades derivadas son la principal causa de muerte
Los niños en la escuela generalmente consumen comida chatarra
ALIMENTOS PROCESADOS
- 70% del consumo de refrescos se da en escuelas
- 39% lo ingieren en preescolares
- 34% en escolares
- 35% los adolescentes
- 26 de cada 100 adultos lo hacen
NIÑOS
- No les gusta el agua simple
- Desde pequeños consumen mucha azúcar, sal y grasa
CONSECUENCIAS
- Incremento corporal
- Diabetes
- Hipertensión
- Depresión
- Cánceres
- Enfermedades cardíacas
- Discapacidades
FACTORES
- Cero actividades físicas
- Genética
- Cambios en hábitos alimenticios