A 50 años del deceso del escritor José Carlos Becerra, originario de Villahermosa, Tabasco (1936-1970), la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), recuerdan el legado literario de quien fue una de las grandes promesas de las letras mexicanas debido a su inusitada fuerza poética, de su tiempo.
“La muerte temprana, a los 34 años de edad, de José Carlos Becerra fue percibida en su momento como una ruptura de la poesía mexicana de los años setenta con su pasado y porvenir. Él había tratado de romper con la tradición poética que había heredado de sus mayores en la poesía comprometida y también abstracta”, aseveró en entrevista Álvaro Ruiz Abreu, escritor, investigador y biógrafo de Becerra.
El homenaje José Carlos Becerra (1936-1970) 50 años de una ausencia, es convocado a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), el Gobierno del Estado de Tabasco, mediante la Secretaría de Cultura de la entidad, y la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
Participan, a través de videos en las plataformas de redes sociales, los autores e investigadores Ignacio Ruiz Pérez, Ivana Melgoza, Diana Juárez, Manuel Becerra Salazar, Zoe MG, Marlene Villatoro, Silvia Eugenia Castillero, Sergio Valero, Kenia Cano, Paula Abramo, Socorro Trejo Sirvent, Gladys Fuentes Milla, Kary Cerda, Fernando Trejo, Federico de la Vega, Beatriz Pérez-Pereda, Mario Heredia, Pedro Luis Hernández, Esmeralda Torres, Obed Pérez Saucedo, Jorge Abdo Francis, Adelor Gómez Flores, Jorge Esquinca y Carmen Nozal.
En la misma línea, Ruíz Abreu, autor de La ceiba en llamas. Vida y obra de José Carlos Becerra rememoró las palabras del escritor Carlos Pellicer, “el gran guía cultural y amigo de Becerra”, tras su fallecimiento: “El hombre que empezaba a hablar se nos ha ido. Era un poeta en el horizonte mayor de la palabra. Nos habló de su angustia por lo que es y ya no es, o acaso casi no fue, y si fue, no fue exactamente lo que quisimos o soñamos. Fue el amante ideal cuyas mujeres poco supieron de él, y es que el amor es angustia y la resignación es poesía”.
Acerca del legado de Becerra en la literatura mexicana, Abreu precisó: “La respuesta la dio el tiempo. Surgieron nuevas voces que a partir de 1970 crearon un universo de gran alcance. Ejemplo de ello son nombres como Luis Miguel Aguilar, David Huerta y Francisco Cervantes como nuevos ejes en los que se apoyó la expresión poética en sus nuevas imágenes. El espectro de autores que siguieron la línea trazada por Becerra es muy grande. Es evidente la gran huella que dejó en la poesía que se escribió después de su muerte en aquella carretera italiana”.
Agregó que esta fuerza literaria proviene indudablemente de su verso barroco, “no por su forma rebuscada, no por el versículo que alumbra sobre las nuevas tendencias de esos años en la poesía mexicana, sino por el horizonte que abarca. Es un verso enlazado con la era moderna y posmoderna”, explicó.
José Carlos Becerra estudió arquitectura. Colaboró en Cuadernos de Bellas Artes, Cuadernos del Viento, Diálogos, El Corno Emplumado, El Gallo Ilustrado, La Cultura en México, Pájaro Cascabel, Revista Mexicana de Literatura y Revista de la Universidad de México. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y de la Fundación Guggenheim.
Obtuvo los premios estatales de Poesía de Tabasco, en 1966, y de Aguascalientes, en 1967. Entre su obra publicada se encuentran Oscura palabra (1965) y Relación de los hechos (1967) en poesía, y Fotografía junto a un tulipán (1970), en cuento.
Con el objetivo central de preservar y difundir la obra del escritor tabasqueño, en 2011 fue creada la Fundación José Carlos Becerra, iniciativa que surge a partir de la inquietud de las hermanas del poeta y un grupo de admiradores, por difundir la obra del escritor tabasqueño, además de ser un foco de cultura que dará cabida a expresiones artísticas en sus diversas manifestaciones.