Asuntos Internos de la policía capitalina comenzó la investigación de uniformados que están cobrando una renta semanal a narcomenudistas para dejarlos trabajar. Los uniformados, parte del grupo denominado Boru, son bien conocidos por Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, quienes han sido encomendados por las más altas esferas de esta dependencia a que realicen una limpia de la principal corporación capitalina.
De acuerdo con fuentes de la dependencia consultadas, los policías que realizan estas prácticas de control sobre narcomenudistas están plenamente identificados y se está rastreando a una mujer, se desconoce aún si es parte de la corporación o no, que hace las veces de cobradora y es quien suele recibir el dinero.
La mujer tiene aproximadamente 35 años y tiene tatuajes con símbolos o letras árabes en el pecho. Es una de las operadoras del policía que se hace llamar a sí mismo Gallo o Comandante Gallo, ambos piezas claves en una estructura de control de la droga en las calles que, como se reveló en la investigación de Crónica, utiliza incluso a los muchachos que han aceptado realizar la rehabilitación social y la terapia sicológica que ofrece el nuevo sistema de justicia penal. “Es puro trámite” le habría dicho Gallo a Omar, el chaval que ha detonado la investigación en curso.
Al parecer, los Borus, Gallo y la tatuada han estado especialmente activos en los días de pandemia, cuando se sabe que se vive en la Cuauhtémoc un proceso de reacomodo en la venta callejera de la droga.
Las mismas fuentes consultadas por Crónica han señalado que los mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina también quieren aprovechar esta temporada para apresar a los policías corruptos.
BORU O DRAGONES, LOS BASURITA. En la Secretaría de Seguridad Ciudadana, así como en las calles, los integrantes del escuadrón Boru o Dragones, son conocidos dentro de la corporación y fuera de ella como “Los Basurita”.
Fuentes de la dependencia cuentan a Crónica que el mote se debe a la mala trayectoria de algunos de los integrantes de este equipo (ya sea en la SSC o en otras instancias de procuración de justicia), encargado de operativos especiales y el combate a delitos específicos, entre ellos el de narcomenudeo.
El perfil de los policías capitalinos que integran este agrupamiento es específico y parece imitar a los extintos judiciales de la Procuraduría General de Justicia, ahora Fiscalía capitalina; además de la prepotencia y agresividad ya mostradas a la ciudadanía, usan automóviles particulares para realizar diligencias, usan ropa de civil y no portan identificaciones a la vista; llevan armas en cangureras o mochilas de mano, igual que lo hacen algunos delincuentes en la CDMX.
Hay videos que exhiben la falta de protocolos en la actuación de estos personajes que laboran en células de entre cinco y ocho personas, entre ellas mujeres.
Las imágenes, tomadas por cámaras de establecimientos, muestran que una detención puede llevarse a cabo al estilo del hampa, sin presentar documentación, sin leer derechos, en grupo, con golpes e insultos de por medio. Todo fuera de los estándares y principios que rigen a la Policía capitalina, por eso este equipo se ha hecho acreedor al apodo mencionado, por ser la parte oscura e indeseable de la SSC.