El fiscal que investiga la muerte del afroamericano George Floyd endureció los cargos contra el policía que lo asfixió y decidió procesar a los otros tres agentes presentes durante el incidente, tras el cual se desató una ola de protestas en Estados Unidos.
Ayer se desarrolló la novena jornada de movilizaciones, en medio de la amenaza del presidente Donald Trump de desplegar al ejército para contener los disturbios. El Pentágono rechazó el uso de las fuerzas armadas.
La indignación por el hecho ocurrido el 25 de mayo en Minneapolis llevó a una movilización multitudinaria en ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles, y se replicaron en Francia, Holanda y Grecia.
Por los disturbios han sido detenidas nueve mil 300 personas en todo el país, según medios locales.
De acuerdo con documentos judiciales, el agente Derek Chauvin, que la semana pasada fue acusado de homicidio involuntario, será procesado además por homicidio sin premeditación, un cargo que se sumó a los existentes y que conlleva penas de hasta 40 años en prisión.
La familia de Floyd, que había pedido penas más duras y que se responsabilizara a todos los policías presentes en el momento de su muerte, celebró la decisión en un comunicado difundido por su abogado, Ben Crump: “Este es un paso importante hacia la justicia”.
Gianna Floyd, de seis años e hija de George Floyd, se unió a las protestas y, en los hombros de Stephen Jackson, un excampeón de la NBA y amigo de su padre, gritó: “Mi papi cambió al mundo”, mensaje que rápidamente se viralizó.