A pesar de que se trata de una de las vialidades de mayor importancia en la capital tabasqueña, con un vasto aforo vehicular diario, los 21 kilómetros del ahora llamado circuito interior Carlos Pellicer Cámara (el periférico), que van desde la glorieta Framboyanes, en la colonia Guayabal, hasta la salida a Cárdenas, se han convertido en una pista de obstáculos para automovilistas, transportistas y todo aquel que conduzca un vehículo por dicha vía.
Huecos, grietas, parches, hundimientos, baches, alcantarillas sin tapa y otras trampas abundan en esta arteria vial. A decir de los automovilistas se requiere de mantenimiento y una rehabilitación integral urgente de lo que se ha convertido en ruta alterna y paso obligado para miles de conductores que buscan librar el tráfico provocado por las obras del distribuidor vial de Universidad y Ruiz Cortines.
El camino está destrozado
Buena parte de la cinta asfáltica tiene estas grietas
Las alcantarillas sin tapa son un verdadero peligro