Por: Raúl Contreras Bustamante
Esta semana se llevó a cabo una ceremonia muy significativa para la vida de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y en general para la educación superior jurídica del país. Se conmemoraron los 70 años de la fundación del doctorado en derecho de la UNAM a través de una sesión togada del Claustro de doctores de esa institución, la cual reunió a lo más insigne de la inteligencia del país en materia del derecho.
Los antecedentes históricos se remontan a la creación de la Real Universidad de México, en cuya facultad de leyes se dictó la primera cátedra de derecho en América, denominada Prima de Leyes Instituta, el 12 de julio de 1553. Con el tiempo ésta sería la razón por la cual en nuestro país el Día del Abogado se celebra en dicha fecha.
Cuando se restableció a la Universidad Nacional de México, a iniciativa del Maestro de América, Justo Sierra, un 22 de septiembre de 1910, la Escuela Nacional de Jurisprudencia fue de las primeras instituciones que formaron parte estructural de esa casa de estudios. En 1929, en sus aulas se gestó el movimiento estudiantil que culminó con la conquista de la Autonomía Universitaria, el cual, sin duda, es el principal atributo que distingue y ha permitido la grandeza de nuestra alma mater.
Después de aprobada la ley orgánica en 1945, en cuya redacción participaron grandes talentosos juristas, surgió la necesidad de transformar a la Escuela Nacional de Jurisprudencia en Facultad de Derecho, ante la imperiosa necesidad de establecer el doctorado en derecho, lo que aconteció el 10 de abril de 1950, cuando se realizó la ceremonia de apertura ante la presencia del rector Luis Garrido.
La Facultad de Derecho ha sido precursora y constituyente de muchas otras instituciones educativas. Es la madre de las ciencias sociales de la UNAM, pues a partir de ella se fueron creando: la Escuela Libre de Derecho; las actuales facultades de Economía y la de Ciencias Políticas; el Instituto de Derecho Comparado —hoy Instituto de Investigaciones Jurídicas—, y la Escuela Nacional de Trabajo Social.
Dicha facultad fue la primera institución en el país en impartir y conceder el grado de doctor en derecho. Fue ejemplo para otras instituciones de carácter privado y se constituyó también en asesora y colaboradora de todas las facultades de derecho de las universidades públicas de los estados de la República Mexicana.
Hace 70 años de eso, y debido a la pandemia se había tenido que posponer la celebración de esta ceremonia del claustro, por lo que hubo que realizarse de manera virtual mediante el uso de herramientas electrónicas.
Siete décadas del nacimiento de este doctorado es motivo de orgullo, pues no existe en el país ni en América Latina, una facultad que pueda contar con un claustro académico —para una sola carrera— con más de 450 profesores con el grado de doctor y que haya podido titular en los últimos cuatro años a 83 nuevas doctoras y doctores en derecho, cantidad que supera a la registrada en el periodo del 2000 al 2010.
En la actualidad, el doctorado en derecho se imparte en nuestra máxima casa de estudios por cuatro instituciones: El Instituto de Investigaciones Jurídicas, las facultades de Estudios Superiores de Acatlán y de Aragón, así como en la propia Facultad de Derecho.
Hoy, más que nunca, el país requiere de investigadores comprometidos, que se dediquen a tratar de encontrar solución a los grandes problemas nacionales y que se integren también a las labores de docencia y difusión de la cultura jurídica.
Como Corolario, las palabras que dan nombre a uno de los murales más significativos de nuestra Ciudad Universitaria: “El pueblo a la universidad, y la universidad al pueblo”.