Por la pandemia se pronostica un futuro difícil económicamente hablando, por eso, expertos llaman a ser prudentes con los gastos
Gracias a la pandemia por COVID-19 se pronostica un futuro difícil económicamente hablando. Es necesario que las familias mexicanas sean prudentes con sus gastos en estas fechas para poder solventar la cuesta de enero de 2021, la cual se espera sea más pesada que en años anteriores, aseguran Eufemia Basilio y Moritz Cruz, expertos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Durante la conferencia virtual “¿Cómo organizar los gastos de fin de año?”, Basilio recalcó la importancia de cuidar –aún más- el aguinaldo en esta ocasión, y sugirió que de ser posible se ahorrará entre un 25% y 30% para un fondo de emergencia, y no un 10% o 15% como normalmente se recomienda.
Si el país no se encontraba en la mejor situación económica la llegada del coronavirus, y sus actuales rebrotes en otros continentes, viene a causar una gran incertidumbre en todos los aspectos, no sólo económicos.
“Nadie sabe qué va a pasar, cuánto va a crecer la economía o si va a seguir la caída. Esto es algo inusitado”, añadió Moritz Cruz.
Ambos expertos coincidieron que es medular que se racionalice el consumo, sobre todo considerando que es temporada de ingresos como bonos o aguinaldos, además, es indispensable que se contemplen gastos de emergencia por cualquier situación que se pudiera dar, más en cuestiones de salud, y que no se generen deudas a largo plazo con promociones como “meses sin intereses” u otras ofertas.
Recordaron que en México existe poca cultura del ahorro y normalmente se ignora una regla esencial de la economía: gastar menos de lo que se gana, además comentaron que sólo el 37% de las familias planean sus gastos. Datos alarmantes en una crisis como la que estamos viviendo actualmente.
Si bien Moritz Cruz confirma que para reactivar la economía es indispensable incrementar el consumo, admite que no es mejor momento para todos, “depende de cada persona. Si tienen la capacidad de gastar sin que les generen presiones, que lo hagan; si no, hay que limitarse. Cualquier deuda de consumo, si se deja crecer, es un dolor de cabeza y tiene repercusiones en la salud, e incluso legales”, concluyó.