El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, avanzó este martes en su difícil tarea de desmantelar una de las políticas más crueles y criticadas de la era Donald Trump: la persecución de los inmigrantes, a los que criminalizó desde el primer día del mandato del republicano. En concreto, el demócrata firmó tres órdenes ejecutivas dirigidas a reunir a las familias separadas, restaurar el sistema de asilo y abordar con sus socios regionales las causas de la inmigración.
Sin embargo, por tratarse precisamente de un tema que causa una profunda división social, y con un repunte de detenciones en la frontera, los decretos aprobados no cancelan inmediatamente las controvertidas medidas de su predecesor, sino que encargan revisiones y solicitan tiempo para diseñar un nuevo marco. “No estoy haciendo nuevas leyes, estoy eliminando malas políticas”, dijo a los periodistas en la Casa Blanca.
“Vergüenza moral y nacional”.
En primer lugar, el nuevo gobernante estadunidense firmó una orden que crea un comando encargado de rastrear a los padres de los menores migrantes que fueron separados bajo el gobierno de Trump tras cruzar la frontera.
«Vamos a trabajar para deshacer la vergüenza moral y nacional de la Administración anterior que, literalmente, no en sentido figurado, arrancó a los niños de sus familias, las madres y los padres en la frontera, sin ningún plan, ninguno en absoluto, para reunificar a los niños que siguen bajo custodia y a sus padres», subrayó Biden.
Un fallo judicial frenó en junio de 2018 la aplicación de esa política considera cruel por gran parte de la opinión pública estadunidense, pero muchos de los casi tres mil niños separados hasta ese entonces no han podido ser reunidos con sus familias.
Un grupo de abogados designado por un tribunal federal para las reunificaciones admitió que no ha podido localizar aún a los padres de 545 niños.
Ayuda al Triángulo Norte.
La segunda medida firmada ayer plantea un marco regional de entendimiento y cooperación entre la Casa Blanca y los gobiernos de México y de los tres países del llamado Triángulo Norte -Guatemala, Honduras y El Salvador- para combatir el problema de origen que lleva a miles de centroamericanos a jugarse la vida y la de sus hijos para dejar sus hogares e intentar ganarse la vida en EU.
Además, Biden ordena al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que revise el programa Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), también conocido como «Permanezcan en México», por el cual más de 68 mil solicitantes de asilo fueron devueltos a ese país para esperar por su proceso.
Finalmente, la tercera orden ejecutiva busca revisar «de arriba a abajo» todas las medidas recientes aprobadas por Trump que han «establecido barreras» al sistema legal de inmigración, en especial la norma conocida como «carga pública», destinada a penalizar a los inmigrantes por el uso de beneficios públicos.
Según Biden, esta orden «restaura la fe en el sistema de inmigración» y fortalece la inclusión de los nuevos estadunidenses, y qué mejor que poner al frente del DHS, por primera vez en la historia, a un hispano hijo de inmigrantes: Alejandro Majorkas.