La basura electrónica libera materiales que pueden contaminar el agua, viajar grandes distancias y entrar en el ciclo de alimentación de animales y humanos dañando su salud. Esos materiales se llaman Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), uno de cuyos ejemplos más importantes son los químicos antiflamas. Ante este riesgo a la salud humana y de los ecosistemas, el gobierno de México y las agencias de la Oranización de Naciones Unidas (ONU) trabajan para elaborar los primeros Programas de Manejo de COPs en nuestro país.
El tema es muy importante porque se han acumulado estudios que indican que la exposición del cuerpo humano a los COPs puede provocar problemas endocrinos, daños en el sistema reproductio, en el sistema inmunitario y efectos en el desarrollo de los niños
Tres focos de atención han sido identificados hasta ahora: Baja California, Jalisco y Ciudad de México, que juntas generan cada año 250 mil toneladas de residuos electrónicos, como informó, Ives Gómez Salas, Coordinador General del Proyecto contra Contaminantes Orgánicos Persistentes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Ricardo Ortiz Conde, Director General de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas de la SEMARNAT.
Los representantes de ambas instituciones explicaron que México tiene una tarea importante sobre la mesa, para proteger a futuras generaciones y al patrimonio natural del que es custodio y responsable. La tarea es dar un manejo seguro a más de 1.1 millones de toneladas de residuos electrónicos y eléctricos que se generan cada año.
En este conjunto hay que distinguir a 460 mil toneladas anuales de residuos electrónicos que contienen los Contaminantes Orgánicos Persistentes y requieren un manejo diferenciado al resto de la basura. Se estima que la generación de Residuos electrónicos podría crecer en México 17 por ciento para 2025.
Altamente contaminantes
El Inventario Nacional de Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos del Proyecto Residuos COP, calcula que el 6 por ciento de los residuos electrónicos que se generan cada año cuentan con materiales altamente contaminantes, como metales pesados, baterías y plásticos con retardantes de flama, los cuales pueden provocar graves daños a la salud y al medio ambiente.
Ives Enrique Gómez Salas, del PNUD, explicó a este diario que el problema de la basura electrónica ya ha sido analizado y discutido en foros internacionales. El 23 de mayo de 2001 se aprobó el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, donde se pide a los países comenzar a establecer ordenamientos sobre estos COPs, como los químicos antiflamas, que se mueven a grandes distancias por las. cuencas subterráneas hasta llegar al mar.
“Se han encontrado rastros de estos contaminantes COPs a grandes profundidades marinas y en lugares con muy baja densidad de población humana como las Islas Aleutianas (en Alaska). Esta presencia es preocupante, pero lo es más el saber que ya se han encontrado vestigios de estos contaminantes en los cuerpos de animales que los ingieren por accidente, lo que nos indica que ya están entrando a la cadena trófica”, expuso Gómez Salas.
El gobierno mexicano, a través de Semarnat, ha señalado que el aumento en la compra de televisiones, computadoras y teléfonos móviles por el teletrabajo y la educación a distancia por COVID-19, puede aumentar el riesgo de exposición a sustancias altamente tóxicas que representan alrededor de 6 por ciento de los residuos electrónicos, es decir, alrededor de 66 mil de toneladas anuales.
Ricardo Ortiz Conde, de Semarnat, dijo que en México se está trabajando para contar con instrumentos de política y un marco jurídico en que toda la cadena de valor tenga identificado el residuo específico de sus procesos que puede tener impacto ambiental y a la salud. Se busca que la propia industria intervenga en la recuperación de COPs y así se fomente una economía circular.
Baja California, la Ciudad de México y Jalisco son entidades que cuentan con un volumen de generación anual de 58 mil, 117 mil y 82 mil toneladas de residuos electrónicos, respectivamente, lo que las ubica como las entidades de mayor generación de basura electrónica.
Dar solución a este problema ambiental y de salud puede traer un amplio beneficio a los consumidores y a todos los involucrados en la industria de la tecnología; ya que “65 por ciento de los materiales que componen los residuos electrónicos se pueden extraer con gran potencial económico; estamos hablando de metales preciosos, como oro, plata, paladio y plásticos reciclables”, agregó Ortiz Conde
“Me parece que además hay indicadores que aún no han sido desarrollados para poder medir el efecto final de este tipo de contaminación y el efecto de su recuperación”, indicó el representante de PNUD.
Los representantes de las dos instituciones invitaron a autoridades, industriales, académicos y a la población en general a conocer más de este tema en la página de internet http://www.residuoscop.org