Histórica reunión entre el Papa Francisco con el principal clérigo chií de Irak

El Papa Francisco entró en un estrecho callejón en la ciudad santa iraquí de Nayaf para sostener una reunión histórica con el principal clérigo chií del país y visitó el lugar de nacimiento del profeta Abraham el sábado, para condenar la violencia en el nombre de Dios como “la mayor blasfemia”.

Los eventos interreligiosos consecutivos, a una distancia de unos 200 kilómetros, uno en una ciudad polvorienta y urbanizada y el otro en una llanura desértica, reforzaron el motivo central de su arriesgado viaje a Irak: que el país ha sufrido demasiado.

“Desde este lugar, donde nació la fe, desde la tierra de nuestro padre Abraham, afirmemos que Dios es misericordioso y que la mayor blasfemia es profanar su nombre odiando a nuestros hermanos y hermanas”, dijo Francisco en Ur, cuna de Abraham.

Con el viento del desierto ondeando su sotana blanca, Francisco -sentado junto a líderes musulmanes, cristianos y yazidíes– habló a la vista de la excavación arqueológica de la ciudad de 4,000 años, que comprende un clásico ‘zigurat’ piramidal, un complejo residencial, templos y palacios.

Horas antes en Nayaf, Francisco se reunió con el gran ayatolá Ali al-Sistani, una visita que fue una poderosa señal de convivencia en un país desgarrado por la violencia.

La invasión estadounidense de 2003 sumió a Irak en años de conflicto sectario. La seguridad ha mejorado desde la derrota del Estado Islámico en 2017, pero Irak sigue siendo un escenario para el ajuste de cuentas global y regional, especialmente una amarga rivalidad entre Estados Unidos e Irán que se libra en suelo iraquí.

Sistani, de 90 años, es una de las figuras más influyentes en el Islam chií, tanto dentro como fuera de Irak, y su encuentro fue el primero entre un Papa y un clérigo chií tan importante.

Después de la reunión, Sistani pidió a los líderes religiosos mundiales que pidan responsabilidades a las grandes potencias y que la sabiduría y el sentido común prevalezcan sobre la guerra. Añadió que los cristianos deberían vivir como todos los iraquíes en paz y coexistencia.

En un comunicado, Sistani dijo: “El liderazgo religioso y espiritual debe desempeñar un papel importante para detener la tragedia (…) e instar a las partes, especialmente a las grandes potencias, a hacer prevalecer la sabiduría y el sentido y borrar el lenguaje de la guerra“.

Su reunión tuvo lugar en la humilde casa que Sistani ha alquilado durante décadas, ubicada cerca del santuario de cúpula dorada del Imán Alí en Nayaf. Una foto oficial del Vaticano mostró a Sistani con su tradicional túnica y turbante negros sentado frente a Francisco.

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