Por: Laura Rosado
A lo largo de la vida de un ser humano, si hay algo constante a lo que nos enfrentamos, es con las pérdidas, con la muerte, este tema es algo de lo cual no nos podemos escapar, ni esconder, es algo inherente a la mujer y al hombre que sucede en sus vidas, y en algún momento nos va a llegar.
En este año y ya un poco más que hemos vivido la pandemia, no podemos dejar de mirar las pérdidas que se han suscitado a lo largo de este tiempo. Han sido en diversos ámbitos.
Se han perdido empleos, se han perdido negocios, se ha perdido en cierta forma la libertad, se ha perdido tiempo con los amigos, con la familia, se ha perdido la salud y han habido, y es lo más importante, las pérdidas humanas.
Y cuando se suscitan las pérdidas, pues hay que seguir viviendo con, a pesar de, para poder transitar con ellas de una manera con más conocimiento, hay que entender lo que sucede.
Elisabeth Kubbler-Ross, fue una doctora, psiquiatra, suizo-americana que se especializó en pacientes terminales. A lo largo de su trabajo e investigación en esta área, fue descubriendo cómo habían fases en la persona que sabe que se enfrenta a la muerte, ya sea la propia, o la de un familiar, o ser querido.
Y justo estas fases son las que les quiero compartir hoy, ya que si las conocemos en el momento en que se haya que enfrentar a una situación de esta naturaleza, pues puede ayudar al proceso de dolor y tristeza y después la recuperación que implica una pérdida.
Las etapas del duelo son 5:
1.Negación
2.Ira
3.Negociación
4.Depresión
5.Aceptación
Vamos a dar una descripción de cada una:
1. Negación: La negación de temporal. Esta situación de negar cuando alguien muere, permite amortiguar el golpe de la notica y aplazar parte del dolor que nos produce esta noticia. Es un estado de autodefensa. Quizá pudiera parecer que no se afronta la realidad, pero tiene su utilidad, ya que nos ayuda a que no sea tan brusco el cambio en el estado de ánimo y realidad de la pérdida. La negación no puede durar indefinidamente, porque el hecho siempre se va a manifestar, y poco a poco se irá abandonado esta etapa.
2. Ira: El enojo, rabia, ira que surgen en esta etapa son resultado de una gran frustración que se da al saber que alguien muy querido ha muerto y que no hay nada qué hacer para cambiarlo. En esta fase, prevalece la confusión y la idea de que la vida es buena y la muerte es mala, y ante la frustración que ya mencionamos, se estalla en la ira ese enojo y se busca en todos lados soluciones, las cuales no hay. Podemos culpar, ser injusto en lo que dura esta etapa.
3. Negociación: En esta etapa podemos creer que podemos impedir que ocurra, podemos tener la idea o la fantasía de que se puede cambiar lo ocurrido, y buscamos cuáles son las posibilidades para cambiarla. Creemos que podemos negociar con Dios, podemos ofrecerle cambiar algo en nosotros, algo en nuestra vida, que incluso implique un sacrificio, con tal de que se pudiera revertir la muerte.
4. Depresión: Nos invade una tristeza profunda, ya que nos damos cuenta que la muerte es irreversible, el ser querido no volverá jamás y entramos en esa tristeza y en una crisis de vida o crisis existencial. Es la etapa donde no solo hay que aceptar la muerte del ser querido, sino además, aprender a vivir con esa ausencia para siempre, y el “para siempre”, resulta abrumador. Es una fase en la que solemos aislarnos, no queremos hablar con nadie, creemos que nunca vamos a superar esta pérdida.
5. Aceptación: Se acepta que la persona murió y que nunca volveremos a verla, se aprende a vivir sin ella. La superación de la situación se acepta ya sin culpa, sin enojo. Se empieza a reorganizar la vida y a volver a encontrar el sentido de tu propia vida y que la vida sigue para nosotros. Poco a poco se regresa a experimentar alegría y placer. Y poco a poco se vuelve a la normalidad y a la vida cotidiana.
Cuando un ser querido muere y pasamos por la etapas del duelo, se puede volver a vivir y a sonreír, solo que es claro y real que es un mundo distinto, la muerte de la persona querida hace la diferencia, es un mundo nuevo, sin ella. Para sortear estas etapas funciona muy bien asistir a terapias, leer y profundizar en la pérdida. Y poco a poco va surgiendo la reconciliación con la vida y con uno mismo.
La mayoría de los casos, la persona se recupera después de las pérdidas dolorosas. También hay que saber y entender que las etapas no van una detrás de la otra, son momentos que se van presentando y van cambiando día a día. Un día sientes una, mañana otra, te regresas a la que ya habías pasado y así van y vienen conforme va transcurriendo el tiempo del duelo.
Hay que observar en esos días de duelo, esos días después de la muerte: cuáles son tus emociones y con cual de las etapas te vas identificando. Ayuda saber que todo lo que se siente y experimenta es normal.
Las emociones hay que vivirlas y expresarlas.
“Jamás te persigas creyendo que ya deberías sentirte mejor. Tus tiempos son tuyos.”
Jorge Bucay
Gracias por leerme.
LAURA ROSADO. LA VIDA ES HOY
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