Los dos reporteros españoles desaparecidos el lunes en Burkina Faso han sido asesinados junto a un ciudadano irlandés que les acompañaba, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores tras la recepción de una fotografía en la que aparecen los tres cadáveres. Se trata del reportero David Beriain (Artajona, 1977) y del cámara Roberto Fraile.
Los periodistas españoles realizaban un reportaje para Movistar sobre la caza furtiva en el este del país junto a una oenegé de la que al parecer era miembro el irlandés que les acompañaba. Fueron objeto de una emboscada por individuos armados a bordo de dos camionetas pick up y de motos. Un soldado burkinés era toda la escolta que llevaban los tres europeos. Formaban parte de un grupo de unas 40 personas con las que se perdió el contacto hacia las 15.30 horas del lunes en un parque natural situado en la frontera entre Burkina Faso y Benín, una «zona peligrosa por ser campo de operaciones de terroristas, cazadores furtivos y bandidos», ha subrayado la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, que ha lamentado la «triste noticia». El ataque se saldó además con el robo de armamento y equipamiento por parte de los asaltantes. Entre el material se encuentran dos ametralladoras montadas sobre vehículo, un dron, doce motocicletas y receptores de frecuencia.
David Beriain trabajó durante seis años en La Voz de Galicia, en la sección de Internacional, desde marzo del 2001 hasta julio del 2007. Fue enviado especial de este periódico en la segunda guerra de Irak y en Afganistán. Beriain, natural de Artajona, en Navarra, era reportero y director de documentales. Como corresponsal de guerra ha cubierto conflictos en Irak, Afganistán, Sudán, Congo y Libia. Es uno de los pocos reporteros del mundo que ha conseguido internarse en los campamentos de las FARC. Su trabajo en Colombia le llevó a ser finalista de los Bayeux-Calvados, el galardón internacional más prestigioso para corresponsales de guerra.
Como director, su trabajo Percebeiros fue seleccionado como finalista en los premios Goya. También dirigió los reportajes Afganistán, Españoles en la ratonera; Congo, tierra violada; Los guardianes de Chávez y Baby Sicarios. Como reportero ha trabajado en otros medios como el diario argentino El liberal y el gratuito ADN. En televisión, ha formado parte del equipo de reporteros de programa REC emitido por Cuatro. En Antena 3 llevó a cabo un reportaje sobre la crisis nuclear en Fukushima.
Actualmente era uno de los rostros de los canales DMax y Discovery International Networks como conductor y director de documentales. Clandestino (serie documental), El Ejército Perdido de la CIA (película documental), La Vida en Llamas (serie documental), Amazonas Clandestino (serie documental), Amazonas, el Camino de la Cocaína (película documental) y Yasuní, Genocidio en la Selva (One off) son sus más recientes obras.
Su serie Amazonas Clandestino ha cosechado un gran éxito internacional, ya que ha sido emitida en más de 40 países y reconocida por la industria como uno de los tres mejores programas de actualidad del mundo en los Real Screen Awards.
Roberto Fraile, natural de Baracaldo (Vizcaya), era un periodista especializado en la grabación de reportajes internacionales en zonas de conflicto. El profesional, con dos hijos, tenía su residencia en la ciudad de Salamanca, donde vive su familia y desde donde viajaba a distintos países de distintos continentes para la realización de reportajes como el que estaba desarrollando hasta esta semana en Burkina Faso. En el año 2012 ya había resultado herido por metralla cuando cubría en Alepo la guerra siria
Fraile trabajó durante dos décadas en Salamanca en tareas tanto de grabación como realización en Televisión Salamanca, Iris Televisión y, posteriormente y hasta hace poco, en La 8 de Salamanca. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que conocía personalmente a Fraile lo ha definido como «un reportero gráfico de raza, fuerza y valentía».
Una zona peligrosa
El Gobierno de Burkina Faso atribuyó a «terroristas» el ataque. «Por ahora, la identidad de los secuestradores no ha sido claramente establecida», afirmó el ministro de Comunicación y portavoz del Ejecutivo, Ousséni Tamboura, quien subrayó que «el balance humano del incidente es tres heridos y cuatro desparecidos, incluidos los tres expatriados y un burkinés».
Burkina Faso sufre ataques yihadistas desde abril del 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaida secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso en Tambao, en el norte del país, que aún sigue desaparecido. La región más afectada por la inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, aunque la inseguridad se ha ido expandiendo a provincias limítrofes, y desde el verano del 2018 afecta también al este del país.
Los actos terroristas se atribuyen con frecuencia al grupo local burkinés Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que atacan también en Mali y Níger. Como consecuencia de la violencia, Burkina Faso sufre la crisis de desplazados que más rápidamente crece en el mundo, con más de un millón de personas fuera de sus hogares (más de uno por cada 20 habitantes).
Conmoción y mensajes de cariño a las familias de los asesinados
Tras conocerse la noticia las redes sociales se han inundado de mensajes primero de increduldiad y más tarde de afecto, admiración profesional y cariño a los familiares y amigos de los dos reporteros asesinados.
Numerosos compañeros de profesión han reconocido su buen hacer sobre el terreno y su valentía a la hora de hacer reporterismo. Eso, a pesar de que solía insistir en que no era nada valiente. Una de las últimas veces, hace unos meses, en una entrevista con Navarra Televisión. Allí David Beriáin señalaba: «No voy a esos sitios para probar a nadie que soy muy valiente, es más, ya lo digo, no lo soy, soy muy cobarde, gallina, capitán de la sardina, y además defiendo el miedo, el miedo es una cosa necesaria, el miedo es un mecanismo que tiene el cuerpo para decirte, mira, no deberías estar aquí, y es verdad, nadie debería estar ahí, nosotros vamos para contar una historia, ese es el punto, vamos para contar una historia, si no contamos la historia, es mejor que no vayamos, nadie debería ir».
También ha enviado un sentido mensaje Javier Couso, hermano de José Couso, el cámara ferrolano asesinado en Irak en 2003, que ha asegurado que lo sucedido hoy en Burkina Faso, de nuevo con el asesinato de periodistas, le ha traído «amargos recuerdos familiares».
El pleno del Senado ha guardado en la tarde de este martes un minuto de silencio en memoria de los dos periodistas españoles asesinados. La presidenta de la Cámara Alta, Pilar Llop ha señalado que se trataba de mostrar el reconocimiento de la institución a todos los periodistas y «en especial a aquellos que realizan su labor en zonas de conflicto», como ha sido el caso de David y Roberto, secuestrados y asesinados cuando trabajaban en un documental. «Con el ejercicio de su profesión hacen posible nuestra democracia y la fortalecen», ha insistido Llop.