Alondra de la Parra: pandemia, un abismo total

La pandemia fue como un abismo total, el mundo cambió radicalmente y la industria de la música cayó en picada absoluta, expresó la directora de orquesta Alondra de la Parra, quien compartió que su agenda pasó de estar llena a estar vacía, de dirigir a 100 músicos a jugar con sus dos hijos y de viajar por todo el mundo a encerrarse en su casa, lo cual también se vio reflejado en sus ingresos.

“Esta situación fue alarmante, de repente no sólo era un mes, ni tres ni cuatro meses, sino el resto del año y lo que falta. Fue un abismo total, un cambio radical; el mundo completo había cambiado y yo me sentía completamente inmóvil porque lo único que podía hacer era estar en casa con mis hijos”.

Durante la conferencia Sobre La Orquesta Imposible del VibrArt, Arts & Culture Festival 2021, la directora destacó que era muy enriquecedor estar con sus hijos, pero que se pasaban las horas y que detrás de esa alegría había una profunda tristeza acompañada de preguntas como ¿qué va a pasar?, ¿cuánto tiempo va a transcurrir así?

“Me puse a pensar qué estaban haciendo otros líderes, otras personas como un director de un equipo de futbol, un empresario dueño de un banco, un gran chef que no puede abrir su restaurante, los directores de cine que no pueden rodar sus películas… pensé que no podían estar haciendo absolutamente nada”.

Algo nos tenemos que inventar, añadió. Entonces se dio cuenta que todos, incluidos sus colegas de la música clásica, estaban en las mismas, “en sus casas con sus familias, perros y libros, con sus formas de entretenerse y probablemente haciéndose las mismas preguntas que yo”.

“La pandemia fue un nivelador, es lo único que va a haber pasado en nuestra existencia y que nos tocó a todos en el planeta. Nos unificó, nos niveló porque de esto nadie se salva, a algunos les fue mejor que a otros, pero a todos nos afectó y esto genera algo interesante a nivel humano, que es que nos volvemos sensibles a la vulnerabilidad”.

En este escenario, de la Parra se cuestionó su lugar en el mundo y qué era lo que la pandemia le permitía tener para actuar. “Hay muchos otros problemas en el mundo como la violencia contra las mujeres y los niños, que tiene que cambiar radicalmente. Al ver estos problemas en el mundo y cómo me relaciono yo con ellos, me pregunté ¿me voy a quedar en mi casa jugando con mis hijos y que esos problemas lo resuelvan los políticos y los médicos?”.

“No, entonces me puse a pensar ¿qué tal si…?, ¿qué tal si reúno a los mejores músicos?, ¿qué tal si hacemos una orquesta virtual?, ¿qué tal si le marco a Arturo Márquez y le pregunto sobre el Danzón No. 2?, ¿qué tal si le hablo al coreógrafo más importante de Inglaterra para que haya una coreografía especial para esta obra?, ¿qué tal si le marco a Elisa Carrillo?”

La mayoría de las personas a quienes contactó aceptaron y Alondra dijo que se dio cuenta de que los grandes músicos que normalmente estaban volando de un lugar a otro para dar conciertos, se volvían personas muy humanas que estaban dando y dando cuando ellos también estaban en una situación de vulnerabilidad, sin perspectiva y sin ingresos, pero, añadió, “la generosidad genera generosidad y que entre más vulnerable estás, más das”.

No obstante, hubo quienes agradecieron y dijeron que “no”, donde la reacción normal es de aprehensión, ¿por qué no?, ¿qué hice mal?, pero, por otro lado, los “no” son fundamentales porque te ayudan a crecer, adaptarte, ver cosas que no veías.

“Es difícil escuchar un no” En este caso, quien desistió de la oferta fue porque le interesaba la interacción humana real y hacer las cosas con un estándar de calidad altísimo y dijo: “por más que le eches ganas, no va a ser de gran calidad. Lo entendí, me dio tristeza, pero después me di cuenta que él me estaba ayudando porque me estaba diciendo cómo hacerlo. Tenía que generar un concepto de la más alta calidad de video, audio y conexión musical, que se acercara lo más posible a la experiencia real”.

Al final de este proyecto se reunieron 8 millones de pesos que fueron distribuidos a diversas fundaciones, pero también es importante, añadió, “que después de haber aprendido tanto con La Orquesta Imposible, me di cuenta que yo no estaba haciendo un proyecto, sino que el proyecto me estaba haciendo a mí, ya no soy la persona que era hace 12 meses”.

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