Se siguen replicando patrones del pasado: Ligia Urroz

En Nicaragua se está replicando los patrones del pasado reciente: se sale de la dictadura de Anastasio Somoza para entrar en otra, y eso es muy triste “porque los hermanos se siguen matando y no podemos tener un nuevo tejido social que encamine al país a la prosperidad y reconciliación”, dice la escritora Ligia Urroz.

En entrevista sobre su reciente novela Somoza, en la cual cuenta los últimos años del dictador, un periodo en el que la escritora y su familia estuvieron muy cercanos al presidente.

Ligia cuenta que esta novela, donde narra cómo era Anastasio con sus amigos, también es una especie de diario de guerra, de recuento del dolor y frustración de un pueblo que mira que le han robado sus ilusiones y el futuro con un presente igual o peor. Pero, además, con dos exilios: uno en el año de 1979 y el más reciente en abril de 2018.

¿Por qué escribir este relato de tu cercanía con Somoza?

Viví los últimos años de la dictadura muy cercana a Somoza. Vi cosas que nadie más vio y creo que esta etapa tendría que formar parte de la historia de Nicaragua. Cuando llegué a México, tenía 11 años, y no podía decir nada, porque tenía la idea de que Somoza era una persona bondadosa, que me quería, pero esa idea se terminó. Aquí lo veían como un dictador y asesino.

En este punto, dice la escritora nicaragüense radicada en México, que para entender la dictadura de Anastasio Somoza, hay que mirar que venía de una dinastía, porque no sólo fue él, sino desde su padre Anastasio Somoza García, después, Luis Somoza, quienes fueron presidentes. Una familia que se heredaba el poder.

Esta replicación del poder, causó, añade Ligia Urroz, que el pueblo se cansara y se levantara en armas. “Buscaba sangre nueva, un cambio. Fue una guerra muy cruenta para el cambio y lamentablemente el inicio de una Nicaragua triste, porque llega otra dinastía al poder: la de Daniel Ortega”.

Y ahora es terrible, agrega, que Rosario Murillo, esposa de Daniel, sea la vicepresidenta y esté gobernando. “Son la nueva dictadura, la nueva dinastía”.

Por esto, explica Ligia Urroz, “quise escribir la novela, porque no hemos cambiado. Quitaron a un dictador, pero se instaló otro dictador; se reinstala la censura y las restricciones a la prensa y, por ejemplo, el Frente Sandinista reclutó a muchos estudiantes para la revolución, y ahora los estudiantes están siendo violentados, se les ponen grupos paramilitares. Entonces, es terrible, porque lo que querían eliminar del pasado, se replica en el presente.

Entonces, añade la autora de La muralla, es importante no borrar la historia, para que podamos aprender de ésta y tener una reconciliación. “Porque no puedes tener por siempre a familias que se están matando entre sí. Son hermanos que se traicionan y llevan a la sangre, porque una sociedad sana no se puede levantar si hay pleito entre hermanos. La guerra civil”.

Esta novela, dice Ligia, “la comencé a escribir desde que era niña al sufrir una guerra, porque esos sentimientos de dolor se te quedan, son cicatrices que no desaparecen. Y en esos momentos no sabes que estás escribiendo la novela, hasta que años después te sientas y pones tu historia en palabras”.

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