La redacción de muertes por COVID no elimina el impacto del virus sobre el sistema hospitalario y, consecuentemente, sobre la población que tienen necesidad de atenderse de otras enfermedades. De total de 904 hospitales que reciben pacientes con SARS-CoV-2, 103 están completamente saturados. Así usuarios del principal hospital militar de La Paz, BCS; de los hospitales regionales del IMSS en Tapachula y Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, de las instalaciones del mismo instituto en Coapa, al sur de la Ciudad de México, ven restringidas sus posibilidades de atención médica ante la nueva emergencia COVID.
Los 103 hospitales aludidos, repartidos en 26 estados, presentan un cupo al cien por ciento reportado desde el 26 de julio. Los datos presentados por el Sistema de Información de la Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave) de la Secretaría de Salud, así lo detallan desde ese día.
En el contexto de la tercera ola de la COVID-19, la presencia de la variante Delta parece ser la responsable del aumento de contagios.
La Red IRAG también ha mostrado situaciones preocupantes y quizás poco conocidas, como es el caso de Colima, estado pequeño, pero que en su escala tiene una problemática crítica. Mientras tres hospitales regionales están ocupados al cien por ciento (lo que en la práctica equivale a poner en predicamentos a la infraestructura hospitalaria de Tecomán y Manzanillo), en la capital estatal el importante hospital universitario ya tiene ocupada lña mitad de la capacidad instalada.
Los mismos sistemas de información de la Secretaría de Salud refieren que los centros de atención COVID que cuentan con ventilador y que registran una ocupación del 86,36% se encuentran en justamente en Colima.
En la región sur del país, específicamente en Chiapas, se propagó recientemente la noticia de que había poco interés en la población por vacunarse. El IMSS, cuyos hospitales son la columna vertebral de los servicios médicos del país, cambió de estrategia y ha estado gestionando formas de acercar la vacunación al lugar de residencia de los ciudadanos.
La medida parece estar justificada al ver el caso de Benemérito de la Américas, un municipio cercano a la frontera con Guatemala cuyas vías de comunicación hacia la capital estatal o poblaciones medias como Palenque son de baja calidad. Un traslado equivale a una decena de horas de viaje. Allí, el hospital IMSS-Bienestar es el bastión del combate al COVID y ya no tiene más camas disponibles.
También en el sur del país, aunque en poblaciones mejor comunicadas, la saturación hospitalaria se está presentando. En el caso de Guerrero, tanto Chilpancingo como Acapulco registran ocupación total en sus dos principales hospitales. Ometepec en la instalación de la Secretaría de Salud y el de Tlapa rebasó el 70 por ciento.
En lo que respecta al tema de instalaciones de atención médica especializada, al menos los hospitales Regional de Alta Especialidad de Oaxaca; de Alta Especialidad de Veracruz; de Alta Especialidad Dr. Rafael Lucio en Xalapa (Veracruz); el Militar Regional de Especialidades de Monterrey y el Regional de Alta Especialidad Ixtapaluca, Edomex, están saturados en sus instalaciones destinadas a COVID, lo que equivale a que estos centros están destinando recursos humanos, financieros y materiales a la atención de una emergencia por fuera de la población a la que sirven normalmente.