Una noche de copas se convirtió en una deuda de Telcel para Daniel Harper. El joven de 23 años no sabía que su mejor amigo le haría una mala jugada y ahora por confiar en él, debe 5 mil 500 pesos.
Pensó que esta velada sería como todas a las que había asistido antes, con buen ambiente, música, baile y muchas chicas lindas, y en ningún momento imaginó que sería víctima de un robo y acción por parte de quien consideraba su “mejor amigo”.
Lo anterior luego de que su amigo le robara su credencial de elector y con ella su identidad; lo supo cuando acudió a las oficinas de la compañía telefónica para cambiarse a ésta, donde le comunicaron que debía un celular y una línea telefónica, que él nunca adquirió.
Harper invito a su compañero de farra a convivir un rato, al terminar la noche Daniel se dirigió a su casa, cuando llegó saco sus pertenencias y notó que no tenía su identificación, creyó que por estar en la fiesta y distraído la había perdido ahí, sin imaginar que su amigo tomó su INE para hacer mal uso de ella; lo peor es que ahora el teme que haya seguido usando su identidad en más establecimientos.
Daniel fue a Telcel porque tenía problemas en su línea y quería migrar de compañía; al realizar los trámites le dijeron que antes de adquirir el servicio, tenía que liquidar una deuda de 5 mil 500 pesos; que de no ser pagada irá incrementando.
Fue al Centro de atención a clientes Telcel, ubicado en avenida Camarones, en la alcaldía Azcapotzalco donde le dieron el nombre de la persona que sacó el equipo y le explicaron que el sujeto entregó su identificación original a fin de que él sería el responsable del pago tanto de la línea como del equipo que se le había entregado.
Daniel pensó que era un error, pero lo comprobó cuando la empleada de la compañía celular le entregó un oficio acompañado de la documentación oficial de su amigo.
Levantaron el reporte en la compañía y se espera que habrá la denuncia por usurpación de identidad, cabe destacar que el delito tiene asignada una sentencia de 15 años en prisión, una multa y, la confiscación de cualquier propiedad utilizada o que se tenía intención de utilizar para cometer el delito.
“Estoy muy enojado y sorprendido de pensar que una de las personas en la cual yo confiaba completamente, me traicionara así, no es posible que una noche de peda se convirtiera en una deuda que debó pagar si es que quiero tener línea en mi celular” dijo Daniel Harper.