China muestra poderío con su misil hipersónico

El desayuno del pasado sábado 16 de octubre se les tuvo que atragantar al jefe del Pentágono, Lloyd Austin; al de la CIA, William Burn; y desde luego al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuando abrieron el Financial Times y leyeron a cinco columnas que China había logrado dar la vuelta al mundo con un misil nuclear hipersónico, delante de sus narices y sin que ningún agente de inteligencia estadounidense o algunos de sus radares antimisiles se hubieran percatado de nada.

Según confirmaron tres fuentes al prestigioso diario británico, China se habría convertido en el primer país en lanzar un misil capaz de dar la vuelta a la Tierra a más de 6 mil kilómetros por hora, o cinco veces la velocidad del sonido (Mach 5).

No lo hizo una, sino dos veces. La primera prueba ocurrió el pasado 27 de julio, cuando, desde una base de lanzamiento de misiles, el Ejército Popular puso en “órbita baja” (entre 40 y 100 kilómetros de altitud) un «vehículo de deslizamiento hipersónico» capaz de transportar armas nucleares. La segunda prueba ocurrió el 13 de agosto.

Las tres fuentes consultadas por FT confirmaron que el primer misil cumplió su misión casi en su totalidad, ya que impactó a 6 mil 177 kilómetros por hora a tan sólo 32 kilómetros de distancia del objetivo, luego de haber dado la vuelta al planeta sin ser detectado.

“El misil rodeó la Tierra en órbita baja antes de acelerarse hacia su objetivo, demostrando una capacidad espacial avanzada que tomó por sorpresa a la inteligencia estadounidense», declararon las fuentes al diario londinense.

¿Qué lo hace tan temible?

Al igual que los misiles hipersónicos, los misiles balísticos intercontinentales tradicionales también pueden volar a más de cinco veces la velocidad del sonido, pero no todo su recorrido, sino la trayectoria de descenso.

Además, mientras que los balísticos toman una trayectoria en arco, lo que hace más fácil su detección, los hipersónicos pueden ser obligados a cambiar de rumbo y pueden trazar una trayectoria baja en la atmósfera, lo que hace más difícil defenderse de ellos.

China dice “bu”

Nada más tener conocimiento de que fueron sorprendidos —no por las agencias de inteligencia estadounidenses, sino por un periódico inglés—, el régimen respondió con un hierático “bu” (que suena a abucheo, pero que significa “no” en mandarín).

«Fueron pruebas rutinarias para verificar tecnologías para la reutilización de naves espaciales. En este caso, el equipo de apoyo de la nave se separa, se quema y se desintegra durante su caída a la atmósfera y en alta mar», afirmó el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.

Pero este “bu” chino sonó tan suave que pareciera como si el astuto (y expansionista presidente Xi Jinping) hubiese querido dar un golpe y luego escondido la mano.

De hecho, la explicación de Pekín no convenció en absoluto a Washington, al extremo de que el embajador de EU ante la Conferencia de Desarme de la ONU, Robert Wood, en una inusitada declaración pública, dijo: “Estamos muy preocupados por lo que China está haciendo con respecto a los hipersónicos”.

El fantasma de TaiwánEstados Unidos tiene todos los motivos para estar “muy preocupados”, porque, de confirmarse que China se ha convertido en el primer país en completar el programa de cohetes hipersónicos casi indetectables y con capacidad nuclear, significaría que todo el multibillonario escudo antimisiles que levantó en las últimas décadas no habrá servido para nada.

Nada indica, sin embargo, que China tenga la intención de iniciar una Tercera Guerra Mundial (como podría suceder en caso de que invadiera por sorpresa Taiwán), sino para avisar a EU que ya no puede ganarles en una guerra y que, llegado el caso, tendrá que ceder si China se propone anexionarse su “isla rebelde”.

“Con esta tecnología intentan enviar un mensaje de alguna manera disuasorio a Estados Unidos. Intentan decirles: ‘Es inútil que sigan por esa senda, que desarrollen una nueva generación de defensa antimisiles balísticos, porque nosotros podemos perforarlo”, comentó al respecto Justin Bronk, investigador del Royal United Services Institute británico.

De hecho, en un arranque de sinceridad, el experto en desarme de EU ante la ONU declaró: “Sencillamente, no sabemos cómo podemos defendernos contra este tipo de tecnología”, pero no sólo no sabrían Estados Unidos o Rusia —embarcados antes que China en la carrera hipersónica— sino el propio gigante asiático o la siempre impredecible e inestable Corea del Norte.

El club de los hipersónicos

El 29 de septiembre, la dictadura norcoreana anunciaba al mundo que había lanzado y detonado su primer cohete hipersónico, por lo que se adjudicó el derecho a entrar en un club en el que ya están EU, Rusia, China y al que tocan las puertas (pero tímidamente aún) Francia y Reino Unido.

Sin embargo, la acostumbrada opacidad Pyongyang, el hecho de que haya anunciado la prueba coincidiendo con nuevas maniobras militares entre EU y Corea del Sur y la complejidad de una tecnología que cuesta unos siete mil millones de dólares por cada misil, arroja mucha desconfianza sobre la veracidad del anuncio.

Poco días después, el pasado 4 de octubre, le tocó el turno a Rusia anunciar que lanzó, por primera vez desde un submarino, un misil de crucero hipersónico «Zirkon», un arma que el presidente Vladimir Putin ha alabado como parte de una “nueva generación de sistemas de armas invencibles”.

«Según los datos de control, el vuelo del misil correspondió a los parámetros requeridos e impactó el objetivo», afirmó el Ministerio de Defensa ruso, que calificó la prueba de «exitosa».

¿Por qué no causó entonces tanto revuelo el anuncio ruso, comparado con el armado por la información sobre el misil chino, negada por Pekín?

Se trata básicamente de una cuestión de tecnología punta llevada al extremo: el misil ruso dio en el blanco, pero estaba situado a 450 kilómetros de distancia; el misil chino falló por 45 kilómetros a la redonda, pero recorrió 12 mil 742 kilómetros.

Además, como el misil hipersónico chino ha demostrado que tiene autonomía para dar la vuelta a la Tierra a más de seis mil kilómetros por hora, puede seguir la ruta del Polo Sur, eludiendo las defensas antimisiles de EU, que generalmente están orientadas a los misiles que llegan sobre el Polo Norte.

Fiasco de EU… otro más

Bajo una presión creciente y deseoso de enterrar cuanto antes el fiasco de la caótica retirada de Afganistán, Biden necesitaba demostrar pronto a China que no puede intimidar a EU y que la primera potencia bélica es también la primera potencia hipersónica.

Pero el jueves de la semana pasada, el Pentágono anunció que la prueba hipersónica fue realizada desde la Base Espacial del Pacífico en Alaska fracasó, ya que el cohete falló y no pudo propulsar el “cuerpo de planeo hipersónico, que es el componente clave necesario para desarrollar un arma hipersónica”, explicó un vocero de Defensa a CNN.

En abril, el programa de misiles hipersónicos de las Fuerzas Aéreas estadounidenses sufrió un revés al fracasar su lanzamiento desde un B-52.

El tiempo corre en contra de Estados Unidos para demostrar su superioridad bélica, mientras el dragón chino asesta un zarpazo con su garra y suelta el siguiente mensaje: “La Primera Guerra Fría la ganó EU a la URSS, pero entonces no estaba en el juego China; ahora sí estamos”.

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