La gestión equitativa y justa del agua es uno de los grandes retos de la humanidad en el siglo XXI y nos hemos rezagado en atender este problema. En el presente hay datos de que 2 mil millones de personas en todo el mundo carecen de agua potable y que 4 mil 200 millones carecen de servicios sanitarios que eviten problemas sanitarios por disposición correcta de agua contaminada. Así lo informó José Antonio de los Reyes Heredia, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) al poner en marcha el foro de reflexión “La gestión del agua en el siglo XXI”, vista desde México.
En el foro se revisaron las acciones de México ante representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para poner en perspectiva los retos del país para cumplir con la protección al derecho humano a agua limpia.
El doctor De los Reyes Heredia retomó datos de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en los cuales se indica que el 80 por ciento de las aguas residuales de todo el mundo retornan a los ecosistemas sin ser tratado o reutilizado, mientras que en el contexto del cambio climático se estima que 80 por ciento de los desastres del mundo está relacionado con el exceso o con la carencia del bien.
Estos indicadores hacen evidente los grandes retos que en materia hídrica ambiental y en un escenario global, en el que se ha advertido desde hace cuatro décadas, es urgente avanzar hacia un modelo de gestión del recurso más cooperativo y de utilidad social, lo que significa dar pasos decisivos hacia la disminución de la brecha de desigualdad.
“En ello radica el papel preponderante de los grupos multidisciplinarios y multisectoriales, así como las propuestas que puedan emanar de sus iniciativas mediante esfuerzos colectivos”, dijo el rector general de la UAM.
En la misma apertura del foto, el doctor Pedro Arrojo Agudo, relator especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento de Naciones Unidas, advirtió que los ejes en los que se deben centrar los esfuerzos “si queremos afrontar esta crisis global” están por un lado, en “hacer las paces con nuestros ríos y ecosistemas acuáticos en general”, pues más de dos mil 200 millones de personas en el mundo, que no tienen acceso al recurso potable, seguirán en esta condición “si no somos capaces de mejorar la salud y la sostenibilidad de los ecosistemas y de los ríos de los que esas personas se tienen que proveer a diario”.
La segunda clave, dijo, es promover una gobernanza democrática del agua, entendida como un bien común, bajo la prioridad del concepto “agua para la vida” y no como una simple mercancía.
El relator consideró que además de estas dos fallas críticas que generan la actual crisis global, existen factores que la agravan, como las presiones y estrategias de privatización, mercantilización e incluso financiarización del recurso desde los enfoques neoliberales que impregnan “nuestra sociedad y que al considerarlo como un bien económico, transformas a los ciudadanos y ciudadanas en simples clientes, haciendo de los dos mil 200 millones de personas que no tienen el producto potable, clientes pobres que lejos de resolver su problema van a quedar más marginados”. Por lo tanto, desde esta perspectiva “se hace más vulnerables a quienes ya son más vulnerables”.
Otro factor es la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, así como el cambio climático. Sobre éste señaló que es sabido que el calentamiento global tiene que ver con el sector energético, por lo que nadie discute que las estrategias de mitigación tienen que vincularse a la transición energética y al impacto en el agua.
Conacyt.
Al inaugurar el Foro sobre gestión del agua, la doctora Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), expuso algunos de los “compromisos para ir de la conceptualización a proyectos muy concretos articulados y que se han trabajado en el seno de grupos con grandes liderazgos”. Agregó que uno de estos liderazgos es el de la UAM, que “sustenta con rigor y sin tecnocracia y fomentando el diálogo y la gobernabilidad democrática en la búsqueda del cuidado de este líquido fundamental”.