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A pesar del accidente en Chiapas que dejó más de 50 fallecidos, en su mayoría guatemaltecos, algunos migrantes que avanzan por México se mostraron este sábado decididos a seguir su viaje hacia Estados Unidos.
“Dios guarde a la gente que murió, ya están en otro lugar, pero nosotros tenemos que buscar cómo alimentar a la familia“, expresó este sábado Carmen Morales, guatemalteca de 27 años, en su camino a la Ciudad de México.
Para ella como para muchos, no hay más remedio que seguir rumbo a Estados Unidos.
“No tenemos dinero y tampoco muchas opciones. Desgraciadamente, tenemos que seguir intentando de cualquier forma irnos a Estados Unidos”, añadió.
El jueves, 55 personas murieron y más de 100 resultaron heridas cuando un camión lleno de migrantes volcó en Chiapas.
El tráiler, que transportaba a unas 166 personas en un remolque acondicionado, se volcó por la excesiva velocidad al entrar a una curva en una vía en las afueras de Tuxtla Gutiérrez, lo que provocó una de las peores tragedias de migrantes en México en la última década.
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, anunció el viernes un grupo de trabajo integrado por Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Estados Unidos para investigar los hechos y dar con los responsables de la tragedia.
La noticia del accidente sacudió a los migrantes que se dirigen a Puebla, muchos de ellos con niños.
Sin embargo, algunos dijeron que estaban decididos a avanzar hacia Estados Unidos u otras ciudades de México a pesar de los riesgos del peligroso viaje que, muchas veces, puede incluir el depender de traficantes de personas, conocidos como “coyotes”.
“Por todo lo que hemos hecho, vale la pena seguir adelante“, aseguró Lety, una migrante hondureña que caminaba en un grupo numeroso de migrantes el viernes.
“Yo le doy ánimo a todos los que estamos aquí para que sigamos, nos apoyemos y nos unamos; y lamento mucho lo que les pasó a los demás. Me duele mucho“, agregó.
En los últimos días, decenas de migrantes fueron enviados desde Tapachula a Puebla, cuando las autoridades migratorias mexicanas intentaron desmantelar un campamento improvisado y evitar posibles caravanas de migrantes.
El gobierno mexicano prometió previamente a los migrantes visas humanitarias y transporte a otras ciudades.
Tras el accidente del jueves, los gobiernos de Guatemala y México anunciaron la creación de un grupo de acción inmediata contra la red de traficantes de personas, responsables de esta tragedia en Chiapas.
En un mensaje a medios de comunicación, los cancilleres Marcelo Ebrard, de México, y Pedro Brolo, de Guatemala, explicaron que este grupo tendrá como fin de investigar, identificar, aprehender y presentar ante la justicia a los integrantes y mandos de la organización criminal transnacional responsable de esta tragedia humana.
“Es inaceptable que las redes multinacionales de tráfico humano sigan siendo responsables de la terrible pérdida de vidas humanas”, agregó el canciller mexicano.
Explicó que cada país asumirá la investigación en su territorio correspondiente y, además de las herramientas existentes de cooperación jurídica, se establecerá un mecanismo para intercambiar información de manera fluida y directa, a fin de presentar a la brevedad resultados a los deudos y a la opinión pública en general.
Por su parte, el gobierno de Guatemala instó el viernes a Washington a invertir en los países de Centroamérica, así como a endurecer las penas contra los traficantes de personas tras el accidente del jueves, en el que al menos el 94% de los afectados eran originarios de Guatemala, de una de sus regiones más pobres, El Quiché.
“Esta es una llamada de atención para los gobiernos de que debemos endurecer las penas para quienes juegan con la esperanza de la gente“, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Pedro Brolo, en el mensaje televisado desde la cancillería de México.
“Invitamos al gobierno de Estados Unidos a apoyar el desarrollo y la inversión en nuestro país, así como en los países vecinos, para evitar y garantizar que estas tragedias no se repitan“.
Cada mes, miles de migrantes que huyen de la pobreza y la violencia en Centroamérica viajan a través de México para llegar a la frontera de Estados Unidos. A menudo, van hacinados dentro de tráileres, en condiciones peligrosas y en viajes operados por bandas delincuenciales.
