“El amor es lo que más necesitamos”: Angélica María

“¿Cómo pasar esta Navidad a plena consciencia de lo que hemos vivido estos dos años?”, se le pregunta a la primera actriz Angélica María. Ella responde con la ternura que le caracteriza: “Estoy viva mi vida, estamos vivos mi familia y yo y vamos a estar juntos y nos la vamos a pasar recordándonos cuánto nos queremos y necesitamos”.

La icónica actriz forma parte de la película Una Navidad no tan padre, que estrenó en la plataforma de Netflix este martes y que es una secuela de la comedia Un padre no tan padre, en la que Héctor Bonilla da vida a don Servando, un veterano cascarrabias que fue expulsado de la casa de retiro en la que estaba debido a su peculiar carácter por lo cual se tuvo que ir a vivir a casa de su hijo Fran (Benny Ibarra) y otros desconocidos a los que les hizo la vida imposible.

Esta vez la historia continúa con don Servando y su extensa y extraña familia viajan a la playa para pasar Navidad con Alicia (Angélica María) quien es la tía de Alma (Jaqueline Bracamontes) quien es la pareja de Fran, sin embargo, contra todo pronóstico se convierte en la némesis de don Servando debido a la forma en que defiende su pasado y las tradiciones familiares.

“Estas fechas las vivo como todos, con la familia poniendo el arbolito de Navidad… y nacimiento. Porque mi personaje de Alicia, cuando llega su familia ella quiere tener una Navidad muy mexicana, pero Don Servando quiere una Navidad más gringuita con Santa Claus y árbol de Navidad. En mi caso yo hago las dos cosas, pero Alicia no, para nada, ella se queda solo con su nacimiento y empiezan los pleitos entre los personajes que son muy graciosos”, expresó Angélica.

Para la primera actriz este proyecto le ha permitido no solo demostrar su pasión por la actuación sino también estar en una historia que invite a reflexionar sobre el amor en tiempos tan duros como los de los últimos años: “Es una película blanca y limpia que solo quiere demostrar algo que todos sabemos, lo único que nos falta a todos es amor. Eso es lo que se necesita en el mundo entero especialmente por todo lo que hemos atravesado”, dijo.

“Las navidades son para reflexionar sobre lo que se gana y se pierde pero este año parece que será una de las más fuertes porque no habíamos vivido una tragedia como la pandemia a nivel mundial. Esta película de eso habla, del amor familiar y del que que uno da aunque no sea familia. Simplemente del amor de los unos a los otros”, añadió.

“Si llega algún amigo a nuestra casa porque algunos de nuestros conocidos no tienen familia, serán igualmente queridos, porque creo que es lo que deberíamos hacer en el mundo, aprender a darnos amor y respeto. Lo curioso es que no se nos prendió el foco con la pandemia y ni siquiera así nos dimos cuenta de que el amor es lo que más necesitamos. Se está muriendo la gente y es tiempo de recapacitar y amarnos”, complementó su reflexión.

Más aún, Angélica María profundizó en la necesidad de que reencontrarnos con el amor como una forma de reconciliación y habló de la importancia de encontrar el camino alimentando el espíritu infantil y cuidando a los niños de hoy: “El mundo está peleando por dinero y poder, pero eso es lo que lo está acabando. El amor nos está faltando tanto que nos lleva a perder la cabeza y por eso hacen guerras y se siente tanto odio, por eso hay tantos países destrozados”, dijo.

“Cuando eres niño el amor ahí está y lo das, si alguien más no te lo da, lo sigues dando, es increíble esa forma de sentir. Hay personas que crecieron sin amor y cuando son grandes les es imposible darlo, pero cuando eres niño tienes ese amor para dar y estás limpio, eres puro y eso es lo que debemos buscar, no se trata de ponernos un chupón en la boca sino de reconectarnos con esa forma de amar de cuando fuimos niños, eso es recapacitar para darnos cuenta que el amor es lo único que importa en esta vida”, enfatizó.

Para Angélica María el proyecto de Una Navidad no tan padre es especial por distintas razones, una de ellas es porque se logró después de las complicaciones que provocó el confinamiento: “Esta película se iba a estrenar hace un año, pero se dio un muy difícil parón por la pandemia que en un principio sería de dos semanas y en realidad fueron cinco meses de parón del rodaje. Después regresamos y Héctor Bonilla se fractura la pierna y ya no pudimos seguir y luego tuvieron que pasar otros tres meses para volver a terminarla”, dijo.

La otra gran satisfacción fue la de compartir su talento con otros actores que admira: “El trabajar con este equipo de actores jóvenes se me hizo maravilloso pero especialmente con José Carlos Ruíz, que tiene un papel chiquitito, pero es un actor muy admirado. Es cierto, para los actores no hay papel chico porque aunque sale poco tiempo lo hace espléndido y te mueres de risa con él”, comentó.

“También ha sido gratificante volver a trabajar con Héctor Bonilla. Yo hice teatro con él y también cine hace muchos años cuando estábamos jovencitos y bellos, ahora ya estamos ‘vejetes y feetes’, pero reencontrarnos ha sido una gran experiencia, porque es un compañero maravilloso. Muchas veces cuando trabajas hay actores con los que compartes y parece que te responde una pared, son fríos y secos, Héctor Bonilla es todo lo contrario, es un actor de verdad”, agregó.

Finalmente, la actriz se despidió con un mensaje final sobre su amor por la actuación: “Nací para actuar, por eso acepto a veces cosas pequeñitas para poder seguir en un set y se acuerden que ahí ando. A ver si me dan más personajes para películas. Nací para divertir, me encanta y me divierte divertir”, concluyó.

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