La señora Elizabeth García García, quien tiene su local expendedor de piñatas, en la calle Melchor Ocampo de la colonia Tamulté de las barrancas, señaló en entrevista exclusiva para Novedades de Tabasco las pocas ventas que se presentó en esta temporada decembrina
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Ella considera que la poca afluencia de clientes se debió a la incertidumbre que todavía se vive por la contingencia sanitaria que atraviesa el mundo y país, por tanto aprovechó para invitar a nuestros lectores a no perderse la oportunidad de festejar y conservar con la familia o amigos la oportunidad de romper la tradicional piñata de siete picos. Incluso mencionó que hay modelos para cualquier gusto.
Uno de los elementos más típicos de las celebraciones en México son las piñatas, símbolo reconocido internacionalmente de la cultura mexicana. Sería difícil imaginar las posadas sin estas coloridas decoraciones originalmente hechas de barro, rellenas de frutas de temporada como tejocote, jícama, lima, caña de azúcar, mandarina, naranja así como cacahuates y diversas variedades de dulces.
La piñata original era una olla de barro, se le agregó papel de china de colores para hacerla más vistosa y representar los placeres superfluos. Los siete picos simbolizan los pecados capitales y debían ser destruidos con los ojos vendados (haciendo alusión a que la fe es ciega), con la ayuda de un palo que demuestra la virtud terminando con las tentaciones. Los caramelos y otras golosinas dentro de la piñata representaban las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que se acompañaba con fe y una sola virtud, podía vencer el pecado y recibir todas las recompensas del cielo.
Continúan la tradición
En Tabasco la industria de la piñata ha tenido auge durante muchos años, sin embargo, la pandemia y el ánimo de las personas ha hecho que la tradición de romper la piñata haya mermado ya que este 30 de diciembre en un recorrido realizado por Novedades de Tabasco se observó que todavía los ‘piñateros’ como son conocidos popularmente se encuentran sobrados en productos para comercializarse.
Elizabeth García, con más de 30 años en este noble ofició, contabilizó que en su pequeño puesto expendedor de piñatas se encuentran exhibidas más de 80 piñatas. Uno de los puntos a destacar es que el presupuesto destinado a esta tradición puede ajustarse, pues hay para todos los bolsillos, desde 50 pesos hasta los 350 pesos.
La comerciante tabasqueña señaló que “las ventas no son las mismas de antes, pues yo recuerdo que para estas fechas ya habíamos acabado toda la producción que destinábamos a las ventas y ahora todavía tenemos mucho producto en existencia. Nos preocupa quedarnos con la mercancía, pero confiamos que habrán clientes de último momento”, puntualizó.