Rusia, ¿lista para la guerra?

La acumulación militar de Rusia cerca de Ucrania se refuerza con la llegada de suministros de sangre y otros materiales médicos que le permitirían tratar a heridos in situ, lo que sería otro indicador clave de la preparación militar de Moscú ante un posible despliegue en Ucrania, según tres funcionarios estadounidenses.

Dichas fuentes, bajo condición de anonimato, afirman que el envío de suministros de sangre —necesaria en caso de heridos por combate—, es una evidencia de que el presidente ruso, Vladimir Putin, está decidido a ordenar la invasión.

“(El suministro de sangre) No garantiza en sí que habrá otro ataque, pero nadie lo ejecutaría sin estos suministros a mano», opina Ben Hodges, un teniente general estadounidense retirado que ahora trabaja en el instituto de investigación del Centro para el Análisis de Políticas Europeas.

“Guerra psicológica”

La viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Malyar, negó la información. «No es cierto. Tales noticias son un elemento de información y guerra psicológica. El propósito de tal información es sembrar el pánico y el miedo en nuestra sociedad», dijo en Facebook.

¿Guerra? ¿Qué guerra?

Paradójicamente, el bando supuestamente amenazado, el ucraniano, coincide con la versión rusa de que nadie está ordenando una guerra.

El viernes, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, criticó la «sensación en el extranjero» de que ya había comenzado una guerra. «No necesitamos este pánico», dijo a los periodistas en Kiev.

Un día antes, el jueves, el presidente de EU, Joe Biden, comunicó a Zelenski, que hay una «clara posibilidad» de que Rusia invada Ucrania en febrero, pasados los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, a cuya inauguración piensa asistir el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para estrechar sus relaciones con su homólogo chino, Xi Jinping.

Este domingo, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Pátrushev, afirmó este domingo que Rusia no quiere una guerra con Ucrania y subrayó que Moscú no amenaza al país vecino, a pesar de que tiene más de cien mil tropas desplegadas en la frontera y el Kremlin sigue enviando refuerzos.

«No queremos la guerra, no la necesitamos para nada», dijo Pátrushev, uno de los hombres más próximos a Putin

Según Pátrushev, exjefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), aquellos que pretenden imponer la guerra, sobre todo desde Occidente, se mueven por intereses egoístas.

«Hoy dicen que Rusia amenaza a Ucrania. Es un completo disparate; no hay ninguna amenaza», dijo y puso de ejemplo que «los propios ucranianos, incluidas sus autoridades, declaran que no hay ninguna amenaza».

«Pero altos cargos de Estados Unidos afirman que existe una amenaza y están dispuestos a pelear, suministrando armas, hasta el último ucraniano», dijo Pátrushev, que agregó que a ellos «no les preocupa si hay o no bajas en cada uno de los bandos».

Sean ciertos o no los avisos de una guerra inminente, Rusia sigue con su proceso de concentración de tropas en la frontera oriental de Ucrania, donde están las dos provincias separatistas prorrusas, y sigue también enviando tropas y tanques para tareas de simulacro militar en Bielorrusia —país aliado de Moscú que hace frontera con Ucrania— del 10 al 20 de febrero.

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