Un Jesús que narra los momentos antes de ser crucificado, un hombre que recuerda su amor con María Magdalena y un humano que se cuestiona porqué su padre hace que se someta a una tortura llena de payasadas: latigazos y una corona de espinas. Ese Jesús es el que crea la escritora Amélie Nothomb (Japón, 1967) en la novela “Sed”, editada por Anagrama.
“Me gusta el Jesús que está sufriendo, no el de los milagros. Jesús sufre por su juicio porque en aquel momento es alguien que no es entendido. Empiezo la novela con los testimonios de todas las personas que han vivido sus milagros que es una de las cosas que más se le reprochan a Jesucristo”, expresó en videoconferencia la autora.
Sed comienza cuando Poncio Pilato acepta lo que la multitud pide: que Jesús sea sacrificado, después de que él no negó sus milagros, entre éstos, dar vino en una boda cuando la bebida se había acabado. Ese matrimonio pidió que se le castigara por humillarlos al servir un vino de mejor calidad que el que ellos sirvieron.
“Ahí vemos la ingratitud de los seres humanos, cuando regalamos algo demasiado bonito y potente a veces les cuesta trabajo aceptarlo y acaban siendo ingratos”, comentó Nothomb.
La también integrante de la Real Academia de la lengua y de la literatura francesas de Bélgica narró que poco antes de 2018, estando en París pensó en su edad y que era el momento de escribir ese libro sobre Jesús, que se había propuesto hacer cuando empezó su carrera de escritora.
“No quería escribir la historia de Jesucristo, ya lo han escrito muchas veces y es una historia magnífica, lo que quería escribir es la historia de la cruz. He leído todos los evangelios y me parecen textos admirables, nutritivos, pero con algunas lagunas. Creo que en los evangelios les falta el cuerpo, la crucifixión es el cuerpo. Intenté escribir el Evangelio del cuerpo y de ahí el título: Sed, la unión entre el cuerpo y el espíritu”, comentó.
La autora aseveró que su libro no es religioso y ha sido mal entendido en Francia como en Bélgica.
“Los creyentes pensaban que era blasfema y los no creyentes me decían que era un libro religioso; yo tenía ganas de decirles que se equivocan, es una novela de una persona que acepta un dolor infame y mi reto era cómo explicar ese misterio, de ahí la novela porque me parece que es la única manera de poder escribir y entender una situación como esa”, indicó.
A la fecha, Nothomb ha recibido cartas con insultos de curas de la vieja iglesia, pero también ha recibido cartas de curas jóvenes que le agradecen su libro.
“Lo único que sabemos es que Jesús existió, lo que no se sabe si fue hijo de Dios o no. Me parece más interesante pensar que no porque así Jesús es cualquier persona, como cualquiera de nosotros, y un día, no se sabe por qué, pero decidió ser Jesús, existir y estar disponible para los demás”, dijo.
Las frases de los evangelios que motivaron a Nothomb a darle a Jesús una gran sensibilidad hacia el amor y cuestionar su destino fueron: amar los unos a los otros y amar a tu prójimo como te amas a ti mismo.
“Jesús acepta ser crucificado y es el mayor sufrimiento que puede aguantar una persona, y una persona que acepta eso es que no se quiere. Hay una paradoja con la frase del evangelio, para mí es una cosa monstruosa. Jesús se ofrece al sufrimiento y la iglesia lo glorifica y me preguntó ¿por qué el sufrimiento se tiene que ver como una redención? Ahí es donde enfermé”, señaló.
Interés literario.
La vida de Jesucristo es un tema que inspira y ha inspirado desde siempre cuadros, estatuas, música y novelas, aseguró Nothomb. “Seguramente seguirá inspirando, lo que pasa es que autores como José Saramago (y su libro El evangelio según Jesucristo) y Nikos Kazantzakis (y su libro La última tentación de Cristo) son personas muy recientes, las demás artes desde siempre han abordado este tema”, dijo.
El Jesús de Nothomb experimenta soledad y sufrimiento y es por eso que realiza auténticas preguntas como si la condición humana se resume a la frase: podría ser peor.