“Al fotografiar a niños de albergues, violaron sus derechos y los pusieron en riesgo”

Fotografiar a los niños de los albergues de a CDMX para las bitácoras e incluir las imágenes en los chats de los directivos y trabajadores afecta el derecho a la intimidad de los menores y los expone a trata o, en el caso de algunos, que vienen de ambientes muy difíciles, a venganzas que se quieran ejercer contra sus padres, señaló Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX en entrevista con Crónica.

La titular del organismo comenta que estas fotos, detonadoras de un escándalo para los albergues oficiales de la capital, plantearon una paradoja a la Comisión: “valoramos que si nosotros íbamos y fincábamos responsabilidades (por las fotos), también íbamos a fincar responsabilidades sobre nuestros peticionarios (quienes denunciaron los hechos), porque ellos difundieron las imágenes”.

En cualquier caso, Ramírez comenta que dejaron en claro este punto: “no pueden hacer una bitácora o seguimiento ni a través de fotografías ni de chat”.

–¿Por qué tardaron dos meses en inspeccionar el lugar, el albergue Coruña?

–Cuando viene alguien e interpone una queja, de principio se le cree a esta parte quejosa. Es el dicho del denunciante y nosotros vamos y preguntamos a la autoridad. Lo hicimos el 9 de diciembre. Sobre porqué no emitimos medidas cautelares, hay que aclarar que los quejosos entregaron un primer bloque de fotos hasta el 2 de diciembre, y luego vinieron a entregar más el último día de diciembre. En las primeras no venían las fotos más llamativas. A la queja se le dio el curso normal, esos son los ritmos de la Comisión, hay un tiempo para solicitar información y un tiempo normativo para que se le responda.

–Los quejosos originales, cuatro personas, no fueron citadas antes de emitir el informe, ¿por qué?

–Los quejosos tienen dos procesos abiertos en la Comisión, uno por el elemento laboral y otro por el caso de los niños; éste último es de interés público y en él, además, se manejan datos sensibles de los niños, niñas y adolescentes. Todo lo laboral sigue abierto, sigue en investigación. Vamos a citar a los quejosos ya, no estamos desprotegiéndolos, vamos a seguir con la queja.

–Hay chats (que aparecieron después de que se interpusiera la queja) donde una directora pide a un técnico que elimine de la bitácora que se suministró un calmante a un niño. Y está el caso del niño amarrado, se comenta abiertamente que se le desamarre si colabora, ¿no son violaciones a los derechos de estos niños?

–Yo no puedo investigar más sobre lo que me dicen por fuera de la queja, si hay otros elementos, que los traigan o que vengan y nosotros los investigamos. Pero hay algo más: Yo no estoy diciendo que no haya nada que decir en torno a la institucionalización de niñas y niños sin cuidado parental, lo que digo en este caso es que no puedo acreditar una violación concreta donde pueda señalar a una persona en lo individual, un servidor público, por violar los derechos de los niños y de este niño (al que se amarra) en concreto. El niño tenía una crisis y en lo que nos reportan del enfermero se señala que aprendió esta técnica (de contención). Si vas con cualquier psiquiatra te va a decir que esto está bien ante una crisis en la que el niño estaba poniendo en riesgo su integridad (se reportó que el niño trataba de autolesionarse con un cristal). Pero pusimos en el informe de la Comisión que todo lo que tiene que ver con las técnicas de sujeción y aislamiento está seriamente cuestionado.

–En el caso de las fotografías, ¿no era mejor que los técnicos reportaran por escrito que tal niño ya tomó su medicina o que aquel se hizo pipi? ¿Para qué tomarles fotos continuamente? ¿No afectan sus derechos?

–Los niños tienen derecho a la privacidad, lo que valoramos es que si íbamos y fincábamos responsabilidades por esto, también debíamos fincar responsabilidades a nuestros peticionarios (quienes presentaron la queja), porque ellos las difundieron. Lo que sí decimos es que en los albergues no se deben hacer bitácoras o seguimientos a través de fotografías, ni hacer seguimientos a través de chats. Todo eso está en el informe. No nada más estás violando su derecho a la intimidad, sino que también se les puso en riesgo: ahorita se usaron las fotos en buena lid, por el bien de los niños, pero usadas de otra manera es exponerlos a trata o a explotación sexual. Muchos de estos niños se tienen que proteger porque puede haber alguien que busque venganza contra sus papás u otras circunstancias. Es un gran riesgo y se planteó que no pueden hacer uso de ese tipo de seguimiento, que no tienen porqué tomarles fotos, mucho menos con pretexto de un registro. No quisimos decir que íbamos contra las personas que utilizaron registros con fotos de los niños porque hubiéramos ido contra los peticionarios y con eso se castigaría una denuncia ciudadana.

–¿Y las medicinas suministradas a niños dormidos? ¿no hay riesgo de ahogamiento?

–Te debo decir que hubo revisiones y dictámenes médicos y en ninguno se refirió que hubo eventos de ahogamiento.

–¿Y las labores domésticas, que los pongan a lavar baños?

–Una imagen solita puede interpretarse como algo al límite de lo que pueden realizar. Hablamos con los niños, no sólo con los adultos del albergue; el trabajo infantil se divide en trabajo infantil peligroso y prohibido, y otro que es el formativo; está aprobado por la Organización Internacional del Trabajo que los niños pueden realizar trabajos mientras no se interfiera con el ejercicio de sus derechos, educación, derecho al juego, al descanso. En este caso todos los niños que entrevistamos refirieron que hacían labores muy limitadas, que no les impedían estar en sus otras actividades. Por eso determinamos que no era un trabajo doméstico peligroso.

–¿Les informaron que a los niños que se hacen pipí los ponen a lavar sus cobijas?

–Lo tenemos documentado, tiene que ver con que los centros, no sólo en éstos, tienen un sistema de premios y castigos como pauta de crianza; si te portas bien te voy a dar algo para estimularte. Nosotros en la recomendación planteamos que tiene que haber una revisión en las pautas de crianza.

Quiero explicar que en lo que Crónica dio a conocer, lo que no se puede probar es que haya violaciones concretas a derechos humanos, donde se pueda decir que una persona, un servidor público, violó el derecho a la vida libre de violencia o algún otro de estos niños en específico. Lo que tenemos no nos dio para eso. Lo que sí se evidenció son problemas estructurales, si se pregunta si esta pauta de crianza (de premios y castigos) es correcta, decimos que no, y así lo pusimos en el reporte. Igual que dejamos puesto allí que todo lo que tiene que ver con las técnicas de sujeción y aislamiento está seriamente cuestionado, pero esto no es algo que tengas que atribuir a una persona, sino hasta la misma visión sobre la salud mental, sobre cómo vemos a los niños y niñas con disfuncionalidad psicosocial y como tratamos, patologizamos y creemos que es la única ruta para tratarlos, por ejemplo, en el manejo de crisis. Lo que estamos diciendo es que lo que vimos derivan de problemas estructurales y hay que cambiar. Discutámoslo, cambiemos esta visión.

–¿Van a seguir investigando este caso? Hay otros elementos, fotografías, que están apareciendo…

–Las fotografías por sí mismas no te dicen todo, tienen que tener una explicación y un contexto. Por ejemplo, en los niños haciendo trabajo doméstico, yo tengo que ver en qué contexto se dio, si fue un evento único o no. No podemos sacarlas de contexto, tenemos el análisis de las fotografías que teníamos a nuestra disposición; si nosotros especulamos, nos podemos equivocar, este caso aun no esta cerrado.

–¿Qué futuro crees que vayan a tener estos menores que viven en estos albergues?

–Yo espero que esto sirva: más allá de la investigación, que lo estemos discutiendo quiere decir que tuvo un buen efecto inicial, transformador. El futuro de esos niños con esto, espero, es que se les restituya familia, un entorno familiar, son casos sumamente difíciles. No tienen familiares cercanos, las familias extendidas difícilmente lo pueden recibir, los privados no los reciben. Busquemos alternativas de acogimiento diferente.

–¿Por qué no los reciben los albergues privados?

–Hay una parte estructural que tiene que ver con la discriminación. Esos niños son discriminados, son los abandonados de los abandonados, estereotipados por todo mundo. Son historias terribles, pero estamos ante una gran oportunidad. Lo que debemos mandar como mensaje a la sociedad es que la indignación que produjo este caso tendría que ser continua. Hay muchos niños, niñas y adolescentes que están en esas circunstancias y tenemos que tener otra mirada, tenemos que avanzar en alternativas a la institucionalización: no hay albergue ideal, no lo es ni aunque no comentan errores como los que ahora se documentaron.

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