No todos los rusos son lamebotas de Putin: Marina Ovsianikova

Los rusos que se oponen a la guerra de Ucrania tienen una nueva heroína: la periodista Marina Ovsianikova, la que mostró en el noticiero del lunes un cartel contra la guerra y su imagen dio la vuelta al mundo.

La acción de protesta de Marina fue realizada con premeditación y alevosía, puesto que aprovechó su condición de editora del noticiero del Canal 1, uno de los más vistos por los rusos, y de que estaba presente en el plató para colocarse de espaldas a la presentadora y exhibir su cartel del «No a la guerra», mientras exclamaba: «No crean la propaganda, les están mintiendo».

Burla al aparato represor

De esta manera, la valiente periodista de 45 años logró burlar al aparato represor y censor del régimen, que no pudo impedir que millones de rusos escucharan lo que la dictadura de Putin no quiere que sepan: que la guerra no tiene causa justificada alguna, porque ni el gobierno del Ucraniano, Volodomir Zelenski, está cometiendo genocidio contra la minoría rusa del este del país, ni está compuesto por una pandilla de nazis.

En cualquier caso, esta fue la respuesta de una ciudadana rusa a la igual de desafiante acción de otro ciudadano ruso, el gimnasta Iván Kuliak, quien, también con premeditación y alevosía, aprovechó que había ganado la medalla de bronce en barras paralelas en la Copa del Mundo de Gimnasia Artística de Doha (Qatar), para subir al podio con su uniforme pintar la Z, la misteriosa letra pintada de blanco que llevaban los tanques que invadieron Ucrania la madrugada del jueves 24 de febrero.

Mientras el mundo contemplaba horrorizado a Putin ordenando la guerra, con el costo de destrucción y muerte que acarreará, Iván subió al podió con la mirada altiva y una sonrisa helada, quizás pensando en ese momento: El presidente y toda Rusia estarán orgullosos de mí.

El gesto del gimnasta de 20 años fue aún más lacerante porque junto a él se encontraba en el podio el ucraniano Illan Kovtum, visiblemente contrariado por el gesto de su “hermano eslavo” y porque seguramente tendría en mente la pregunta que obsesiona a millones de compatriotas: ¿Por qué Rusia nos hace esto?

La respuesta ya la sabemos: porque Putin sueña con reconstruir el imperio ruso y los antiguos territorios de la Unión Soviética forman parte de él y no tienen derecho a ser independientes, según la aberrante propaganda del Kremlin, que ilusionan a muchos millones de nacionalistas rusos nostálgicos de un pasado supuestamente glorioso.

Pero lo que quiso decir Marina Ovsianikova con su valiente gesto ante las cámaras es justo lo contrario: no se confundan, no todos los rusos nos tragamos las mentiras del Kremlin ni apoyamos las fantasías imperialistas de Putin.

“La peor noche de mi vida”

Tras los segundos que pudo colarse en directo en cadena nacional, la periodista literalmente y sus allegados temieron lo peor. El historial de venganza de Putin contra los periodistas disidentes es ampliamente conocido. Anna Politkovskaya, famosa por sus reportajes-denuncia sobre los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas, fue asesinada a balazos en el elevador de su casa en Moscú en 2006.

Luego de tener toda la noche en vilo a sus familiares, amigos y a sus propios abogados, Marina apareció finalmente este martes ante un tribunal al norte de Moscú, acompañada de un letrado.

En aplicación de la ley recién aprobada por el Parlamento ruso, Ovsyannikova podría haber sido condenada a 15 años de cárcel por diseminar «información falsa», ya que, oficialmente, Rusia no ha declarado la guerra a Ucrania, sino que está en una “operación militar especial” para “desnazificar” el gobierno de Kiev.

Sin embargo, y contrariamente a la mano dura de los jueces contra los que se oponen a la dictadura de Putin —más de 15 mil detenidos por protestar en la calle contra la guerra—, la periodista fue puesta en libertad y condenada a pagar una multa de 275 dólares. Quizá su atrevida protesta la salvó.

«Habitualmente la represión es mucho más dura, pero sin duda el Kremlin quiere banalizar lo sucedido y no hacer de Marina una mártir», dijo al respecto el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire.

«Ha sido uno de los días más difíciles de mi vida», declaró alivviada Marina a la salida de los juzgados, tras denunciar que fue detenida e incomunicada durante 14 horas.

En el otro extremo, el gimnasta Kuliak, condenado por la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) por su «comportamiento ofensivo», declaró: “Lo volvería a hacer”; y no sólo porque sabe que así se gana así las simpatías del Kremlin, sino porque, al igual que piensa Donald Trump y sus simpatizantes que asaltaron el Capitolio de EU, la fuerza de un país no se mide por su fortaleza democrática, sino por el desafío de la fuerza bruta.

Malos tiempos, pues, para los defensores de la democracia.

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