Columna
Enfoque médico
Por: Dr. Elías Córdova Sastré
Este diario pudo acreditar hace unos años dos eventos que vienen a colación con el título de esta columna, uno de ellos fue el realizar por primera vez en Tabasco una cirugía de corazón a un bebé prematuro de poco menos de 2 kilos y menos de un mes de vida, cirugía prácticamente ambulatoria (menos de 24 hrs de hospitalización) ya que se realizó mediante un método conocido como mínima invasión que, si se hubiera realizado por métodos convencionales (abrir el tórax, etc) el costo habría aumentado y los días de hospitalización hubieran sido alrededor de una semana; otro evento fue la colocación por primera vez en el estado, de un marcapaso intracerebral conocido como Terapia de Estimulación Cerebral Profunda en una paciente con enfermedad de Parkinson.
En ambos procesos se estableció comunicación vía remota con el grupo médico que las realizó, se organizó una visita para revisar insumos y condiciones hospitalarias, se estableció contacto con empresas de equipo extra que se requirió, se compraron boletos de avión y se apartó el hospedaje al igual que se contemplaron lugares para llevar a comer a todo el equipo médico que se involucró, entre otras cosas; y como en todo proceso que tiene a bien la realización de un acto que se desea sea exitoso, hubo planeación, organización, ejecución, dirección, liderazgo, trabajo en equipo y toma de decisiones para que ambas fueran un éxito y al final se pudiera hablar en términos administrativos de eficacia y eficiencia.
Lo narrado anteriormente está en relación con el hecho de que hace algunos unos años fui partícipe de cambios en el quehacer médico que modificaron mi perspectiva y enfoque en salud; en algún momento, y por azares de la vida, me vi involucrado dentro de una visión integral de un grupo de líderes que se dieron a la tarea de transformar los servicios de salud en el estado.
Por un lado, la llegada de un grupo hospitalario de renombre nacional cuyo director además de médico especialista tenía formación en el ámbito administrativo, ya que contaba con una maestría en Administración de Hospitales y puso en marcha un diplomado en esta área de competencia.
El enfoque, manejo de recursos, implementación de los servicios, operatividad de las diferentes áreas, posicionamiento de marca con una misión, visión, valores de grupo y equipo de trabajo bien detallados y ejecutados en su día a día de este nuevo grupo hospitalario, vino a romper paradigmas, ya que mostraban esta ruta tan necesaria que se requería en los sistemas de salud en el estado; por otro lado, las necesidades de las diferentes áreas administrativas en este enfoque empresarial referido en las llamadas primera, segunda y tercera ola de los servicios empresariales, hizo patente la necesidad de modernización en el sistema de salud, acompañado con una gestión eficiente de quienes dirigían en su momento los hilos en las tomas de decisiones.
En su momento fue realmente sorprendente saber que quienes dirigían, no tenían conocimientos de dirección y más aún, escuchar ante una pregunta de algún docente sobre cuáles problemas se tenían en el estado en esta materia, decir que no había problemas.
Lo aprendido y vivido fue lo que logró ese cambio de perspectiva ya comentado al inicio del relato. La sorpresa desafortunadamente la sigo teniendo y viviendo en la actualidad, luego de casi una década y media de estos acontecimientos.
En medicina y en el ámbito educativo hablamos de formación de competencias al hecho de adquirir conocimientos y habilidades en determinado tema, esto es, un cirujano debe adquirir los conocimientos y la destreza para poder operar, de ahí que una cirugía no la pueda realizar quien no tenga las competencias quirúrgicas, al igual que un cirujano que tiene competencias quirúrgicas no podría dar una anestesia a un paciente dado que estas competencias son del anestesiólogo y así sucesivamente en el campo o áreas médicas; bajo esta perspectiva y lógica de pensamiento, puedo explicar porqué en su momento fue una sorpresa ante la realidad de saber que todo el sistema de salud, comparado con el grupo hospitalario recién llegado al estado, estaba en ceros en relación a estas competencias administrativas.
No había cuadros o al menos no parecía haber cuadros formados en administración de servicios de salud, gerencia hospitalaria o algún área afín; la plana mayor (directores, subdirectores, jefes de servicio, etc) y resto de personal de los servicios de salud en el estado, carecían de competencias en administración y justo en ese momento ese grupo iniciaría con estos nuevos cuadros. Nacía con ello la primera generación de administradores en hospitales o en gerencia hospitalaria.
Esta columna aborda precisamente esta visión de pensar que en la actualidad ya debería haber más cuadros formados con estas competencias que facilitaran las tareas hacia adentro y fuera de las instituciones con el objetivo de que se estuvieran realizando más procedimientos de este tipo, cirugías de corazón en niños, colocación de marcapasos intracerebrales, trasplantes de riñón en niños, trasplantes de hígado, trasplantes de médula ósea, etc.
La adquisición de estas competencias permite conducir con eficacia equipos de trabajo y lograr objetivos en materia de salud que beneficien a la sociedad; la falta de estas, por el contrario, se traduce en desorden, falta de planeación, ausencia de equipos de trabajo, falta de liderazgo y mala percepción de los servicios de salud. Para quienes asumen puestos directivos, jefaturas, coordinaciones, etc, en los servicios de salud, debe ser imperativo la adquisición de estas competencias ya que de ello derivan los buenos o malos resultados, no basta el conocimiento médico ni las buenas intenciones a la hora de querer ejecutar o desarrollar planes y metas en materia de salud, se requiere formar estas habilidades y contar con estos conocimiento para hablar un lenguaje común y poder organizar y formar grupos y/o equipos de trabajo que brinden beneficios hacia dentro y hacia fuera de las instituciones de salud.
La sola experiencia como profesional de la salud no tiene comparación con el adquirir conocimientos en el área de administración de servicios de salud, decir “en mi experiencia tal o cual manejo hospitalario se hace de tal o cual forma”, nunca va a superar la evidencia científica de porqué un procedimiento o proceso administrativo es mejor por las bases científicas que lo avalan, así como hablarle de procesos, eficacia, eficiencia, costos, valores, etc, a quien desconoce estos temas, es rebotar contra pared y perder tiempo valioso en beneficio de la salud poblacional.
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