Al menos 22 muertos y decenas de heridos dejó ayer una explosión atribuida a una fuga de gas en el hotel Saratoga de La Habana, Cuba, que estaba cerrado al público.
«No ha sido una bomba ni un atentado, ha sido un lamentable accidente”, dijo el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, frente a los escombros del hotel de lujo que estaba siendo remodelado y sería reabierto el 10 de mayo.
El delegado de la empresa estatal Gaviota, propietaria del hotel, Roberto Calzadilla, dijo que la explosión ocurrió cuando “se estaba reabasteciendo el gas con una pipa y al parecer esto fue lo que provocó este lamentable accidente”.
Un reporte de la televisión estatal desde el lugar informó que aparecieron más cadáveres bajo los escombros, con lo cual subió a 22 el número de fallecidos, cifra que ascendió durante el día.
También indicó que rescatistas tuvieron comunicación con una mujer que está atrapada en el sótano del hotel, donde se cree que hay otros sobrevivientes.
Poco antes, el jefe de Servicios Hospitalarios del Ministerio de Salud Pública, Julio Guerra, informó en conferencia de prensa que “hasta el momento 74 personas se recibieron lesionadas, de las cuales de 18 lamentamos su fallecimiento”, dijo.
Según Guerra, entre los 18 fallecidos se encuentra un niño. Otros 14 menores y el resto de los heridos son atendidos en ocho hospitales de La Habana.
La explosión sucedió a las 11:00 horas locales. El presidente Díaz-Canel llegó una hora después al lugar para supervisar las labores de rescate.
El canciller Bruno Rodríguez expresó su “solidaridad y consternación” por la tragedia y envió “sentidas condolencias a los familiares de las víctimas fatales”.
Rogelio García, conductor de un bicitaxi que iba pasando justo en el momento de la explosión, dijo que “se sintió un estruendo tremendo y una nube de polvo que llegó hasta el parque (de enfrente)”.
Las cuatro primeras plantas del Saratoga, hotel de cinco estrellas que cuenta con 96 habitaciones, dos restaurantes y una piscina en la azotea, saltaron por los aires en la explosión. El suelo quedó sembrado de escombros y cristales y varios automóviles resultaron dañados alrededor.