En el Día de la Madres, el Instituto Estatal de las Mujeres (IEM) presentó el círculo de reflexión “La División Sexual del Trabajo. 10 de Mayo”, a cargo de la psicóloga Guadalupe Montero Carrera, quien tiene amplia experiencia en atención a mujeres que sufren violencia de género.
Al iniciar su charla, pidió a los participantes hacer conciencia sobre el significado del Día de las Madres, porque las mamás tienen sus propias necesidades y requieren también empoderarse en los ámbitos en los que se desenvuelven, que principalmente son en la atención del hogar y en el mercado laboral, en los que ocupan espacios estratégicos.
Dijo que es indispensable visibilizar lo invisible y observar todos esos huecos que justamente invisibilizan el empoderamiento de las mujeres y que muchas veces se convierten en roles y estereotipos fomentados en celebraciones a las féminas, como es el Día de la Madre o de la Mujer.
Montero Carrera explicó que existen roles que señalan a las mujeres, como estar destinada al espacio doméstico, dedicarse a actividades de servicio y cuidado de otras personas, tener un rol productivo, su carácter tiende a la mediación y subordinación, debe dedicarse al trabajo no remunerado, y se le considera dependiente del hombre.
Compartió que además hay estereotipos de género sobre las mujeres, como ser amas de casa, dependientes, débiles, frágiles, sentimentales, volubles, tímidas, hogareñas, pasivas, cuidadoras, tiernas, pacientes, abnegadas y asexuales. “También tenemos estereotipos en los hombres, pero son menos marcados por la sociedad”, puntualizó.
Señaló que también existe el término brecha de género, que es cualquier disparidad entre la condición o posición de los hombres y las mujeres y la sociedad, y suele usarse para diferenciar los ingresos de ambos. Agregó que consta de cuatro pilares: participación económica, acceso a educación, salud y esperanza de vida, y empoderamiento político.
La psicóloga por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) afirmó que, en el hogar, las mujeres son las encargadas de la limpieza, de la educación de los hijos, administrar los gastos, cuidar la salud de la familia, alimentación, apoyo moral, servir al hombre, y del cuidado de los hijos, y sin recibir a cambio ninguna remuneración por ello.
Subrayó que en el trabajo, las mujeres deben cumplir con metas u objetivos trazados, tener empleos de medio tiempo o informales, doble carga de actividades, tienen más responsabilidades que sus compañeros hombres, periódicamente solicitan permisos para atender a la familia, y participan con menos tiempo en lo profesional.
“Socialmente, las mujeres debemos ser mejores madres, trabajadoras, amigas, esposas, hijas y vecinas, saber cocinar y ser bonita. A la mujer se le asigna la perfección y cuando no cumple con ciertos roles es catalogada como algo malo o deficiente”, aseguró en la charla virtual transmitida este martes por Fecebook Live y Zoom.
El conferencista en temas de perspectiva de género mencionó que toda esta carga que lleva una mujer, puede tener consecuencias en su salud, como estrés, depresión, enfermedades crónicas, falta de autocuidado, un envejecimiento más rápido, falta de tiempo para ellas, agotamiento, y falta de concentración y retención.
“Muchas mujeres tienen menos horas para dormir, porque se duermen pensando en las actividades del día siguiente y se levantan pensando en lo que tienen que realizar. La mujer se centra en la familia y se llegan a olvidar del cuidado de su salud”, enfatizó.
Guadalupe Montero manifestó que los espacios en los que aprendemos qué significa en nuestro tiempo, contexto y cultura, ser mujer u hombre, son en la familia, la escuela, la Iglesia, el trabajo y los medios de comunicación.
El ser madre, aseveró, no es una imposición, es un deseo y una decisión personal. Debemos visibilizar a las madres trabajadoras, a las que son amas de casa, taxistas, y a toda mujer que se conforma por aspiraciones, virtudes y que es independiente. Dejemos de idealizar a la madre abnegada, y la que se olvida de ella por sus hijos o pareja, expresó.
Consideró que, para prevenir todos estos roles, estereotipos y opiniones equivocadas sobre las mujeres, es menester tener una educación con perspectiva de género, aplicar la sororidad, erradicar precisamente esos roles y estereotipos, generar igualdad entre niñas y niños, y promover la corresponsabilidad y el trabajo en equipo.